El gerundense Pep Marí (Girona, 1964) es toda una institución dentro de la psicología deportiva. Tras 28 años trabajando en el CAR de Sant Cugat, hace poco un año y medio que abandonó su cargo de jefe del departamento de psicología del centro. Ahora encamina su labor a asesorar empresas y educar a los jóvenes en valores. Trabaja en un proyecto para la ACB y da unas tres charlas semanales. Esta semana acudió a la Escola Pia a presentar su quinto libro, "Liderar equipos comprometidos", en el que traslada su experiencia en el terreno deportivo al ámbito empresarial y de gestión de grupos.
Preparando esta entrevista, un compañero me dijo que no entendía para que servía un psicólogo deportivo. ¿Qué le diría?
Le hablaría de mi experiencia. He encontrado muchos entrenadores que antes de conocer el papel que un psicólogo puede hacer en su equipo se han mostrado reacios, primero por desconocimiento. Pero cuando se lo he explicado, no me he encontrado con ninguno que me haya dicho que seguía sin interesarle. Un segundo motivo de desconfianza es la envidia.
¿La envidia?
Sí. Imagínese que usted es el entrenador de un deportista y logra que rinda un 7. Tiene miedo de que si Pep viene, el jugador pueda llegar a valer un 9. El que lo ha entrenado toda la vida sólo le ha sacado un 7 y ahora llega un psicólogo y le saca un 9. Piensa, y es mentira, que saca un 9 por el psicólogo. Lo que le lleva al 9 es el hecho de trabajar en equipo. Eso es lo que realmente genera el salto cualitativo.
"Liderar equipos comprometidos" es su quinto libro, aunque dos de ellos son novelas.
Así es. Ambas están relacionadas con la psicología. Una trata de la pasión y otra de la inmortalidad. Escribo para hacer llegar la psicología a quien más la necesita.
¿Qué le atrae más, la novela o las obras de divulgación?
La novela, pero no me las compran (ríe). En cambio, los textos de divulgación sí. Por eso de momento seguiré en esta dirección.
¿De qué trata su último libro?
Sale de un hecho que constato cuando dejo el CAR y comienzo a trabajar con empresas. Detecto el mismo problema en los equipos que en las empresas: hay diferentes niveles de compromiso. Hay gente que pasa de todo, otros que se limitan a cumplir y otros que se dejan la piel. Y eso genera mucho conflicto. En el libro propongo estrategias para igualar el nivel de compromiso dentro de un equipo.
¿Igualar por arriba?
O por debajo. El tema es igualar, que todo el mundo esté en el mismo bando.
El trabajo del psicólogo deportivo ha sido puesto en tela de juicio muchas veces por los propios profesionales del deporte. ¿Se ha avanzado en este sentido?
Sí. Muchísimo. Por suerte. Pero todavía no ha cambiado suficiente. Y le pondré un ejemplo. Si un equipo ficha a un preparador físico y, por lo que sea, el equipo no funciona, la gente dirá que hay que cambiarlo. Pero no se cargarán la figura del preparador físico. Si eso sucediera con un psicólogo, dirían: "¿Ves como esto de la psicología del deporte no sirve para nada?". Todavía estamos en este nivel. Cuando hacemos un trabajo, todavía trabajamos en nombre de todo el colectivo y si no lo hacemos bien descalifican a todo el colectivo.
¿Queda mucho para alcanzar un reconocimiento normal?
Digamos que se progresa adecuadamente. Cada día hay más deportistas de alto nivel que anuncian públicamente que trabajan con un psicólogo. Eso nos hace mucho bien. Es el caso de Carolina Marín, la Rafa Nadal del bádminton. Nadie le cuestiona su elección. No piensan que está loca o tiene problemas, sino que quizás es tan buena también por eso.
Les debe indignar especialmente estar todavía tan mal vistos por algunos.
Sí. Hay incluso deportistas deportistas que te contratan y te dicen que no se lo digas a nadie. A mí me ha pasado. Algunos creen que les perjudicará más que les beneficiará. Aún queda mucho por hacer.
¿Cómo valora los 16 años que ha pasado de jefe de departamento de psicología del CAR,
Me fui directamente de la facultad al CAR. Hace un año y medio puse fin a 28 años en el centro. No se puede entender a Pep Marí sin esa experiencia. Si he podido dar el salto y valerme por mí mismo es por todo lo que he aprendido allí. Me he formado como psicólogo, pero también como persona.
¿A qué se dedica concretamente en estos momentos?
Ya no trabajo con deportistas, pero como asesoro equipos, asesoro alguno deportivo. Estoy muy vinculado a clubs de hockey de Terrassa. Llegó un momento en que colaboraba con todos. Todo lo que aprendí con los deportistas, lo aplico a las empresas que formo. Pero cada vez más me gusta más la educación por encima del rendimiento. Aluciono más con los valores que con la preparación psicológica. Y creo que mi futuro irá por ahí.
¿Algún proyecto entre manos?
Estoy codirigiendo un programa de valores con la ACB. Es un programa on line destinado a alumnos de Primero y Segundo de ESO. Estoy trabajando en eso. Lo que más me motiva es trasladar valores a los más jóvenes. Le encuentro mucho más sentido a eso. Entrenando a deportistas será difícil que cambiemos el mundo, pero con los valores sí podemos, o por lo menos arreglar la vida de mucha gente.
¿Qué deportista le ha impresionado más?
De quien más he aprendido es de Gervasio Deferr. Lo conocí de pequeño y lo he llevado hasta hace poco. Es a quien he visto tolerar mejor la presión al competir.
ARA A PORTADA

- Jordi Guillem
- Redactor a Diari de Terrassa
Publicat el 03 de març de 2017 a les 20:13
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