Los comunicados que emitieron el pasado jueves el Ayuntamiento de Terrassa y Mina, Aigües de Terrassa transmitía un nivel de acuerdo avanzado, a falta de pequeños detalles de la firma. Un técnico municipal habla hoy de que los responsables municipales y los dirigentes de Mina han establecido el perímetro del acuerdo y ahora hay que llenarlo de contenido. Es una ingeniosa manera de describirlo y, por lo que parece, nada alejada de la realidad. Por decirlo de alguna manera, se ha sellado la voluntad de alcanzar un acuerdo, pero ahora hay que acabar de negociar, asunto por asunto, servicio por servicio. Y todo hay que hacerlo en un mes porque el pacto debe estar definitivamente sellado el 31 de octubre.
¿Quiere esto decir que los comunicados anunciando el acuerdo han sido precipitados? Sería una afirmación temeraria y probablemente injusta. Quizás la pregunta debería referirse a qué hubiese pasado si ese acuerdo no se alcanza. Todo da que pensar que las partes están obligadas a entenderse, que ha habido actitudes que han provocado un retraso de dos años y, sin duda, que octubre va a ser un mes especialmente intenso para los negociadores que deben llenar el acuerdo de contenido.
Queda mucho que negociar y, por tanto, mucho que fiscalizar. Los partidos de la oposición, especialmente los impulsores del cambio de modelo de gestión, están muy pendientes. Por ejemplo, la pasada semana, en este mismo espacio cometimos un error, que ahora corregimos, al decir que el acuerdo era para cinco años cuando en realidad ese plazo se ha acordado para el alquiler de espacios y equipos informáticos y el tiempo de duración de la subrogación del resto de servicios está por determinar, probablemente no sea para todos el mismo e incluso se habla de la convocatoria de concursos públicos después de un tiempo prudencial. El error provocó la inmediata reacción de la oposición pidiendo explicaciones. Hay inquietud, prudencia, suspicacia, recelo, susceptibilidad... utilícese cualquiera y aun otras; también entre las partes todavía.
La denominada "judicialización del agua en Terrassa" es uno de los escenarios más interesantes de la municipalización. Se mantienen abiertos tres frentes y se espera el final de las negociaciones para que Mina reduzca la tensión. No obstante, la distensión judicial la tendrá que poner en práctica primero el Ayuntamiento puesto que solicitó en su momento al juzgado la intervención de los mossos de esquadra para entrar en las oficinas de Mina y obtener la información interna que la empresa le negaba. Es probable que la orden del juez llegue en cuestión de días; acabada la "guerra fría", no parece que esa foto vaya a ser necesaria.
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