La ardua construcción de la casa cuartel de la Guardia Civil de Sant Leopold

Publicat el 31 de gener de 2017 a les 19:21
A finales del siglo XIX, los miembros de la Guardia Civil destinados a Terrassa y sus familias vivían "amontonados y en medio de unas condiciones higiénicas muy insalubres", en el segundo piso y los desvanes del número 78 de la calle de Mas Adei, alquilados por el Ayuntamiento por 55 pesetas el trimestre. De ahí que comenzara a hablarse de la necesidad de dotar al cuerpo de un edificio nuevo, que acabó siendo el cuartel que se ubicó en la calle de Sant Leopold, número 43, inaugurado el 12 de enero de 1912. La historia de este edificio, y las vicisitudes que precedieron su construcción, han sido investigadas por la historiadora Ana Fernández, que publica sus resultados como la separata (la número 220) del boletín de la Associació Col·leccionistes de Terrassa.

En dicho edificio de la calle de Mas Adei, la Guardia Civil se había establecido el 20 de marzo de 1879, tras una anterior etapa en el antiguo Hospital. Muy pronto, aún a finales del XIX, se planteó la construcción de un edificio nuevo, "e incluso se habían hecho algunas gestiones para que la obra fuera subvencionada por el Ministerio de Fomento y se levantara en el patio del antiguo Ateneu, lo que no se llevó a término", escribe Fernández. Además del local de la calle del Mas Adei, a partir de 1901, y hasta 1910, algunos miembros del cuerpo ocuparon provisionalmente parte del Real Colegio Tarrasense (edificio que posteriormente albergaría la Escola Pia). "En 1902, a la espera de la legalización de la agregación del pueblo de Sant Pere, también se especuló con la idea de que se destinara la casa consistorial de dicha población a casa cuartel."

Melcior Viñals, el arquitecto
Finalmente, el Ayuntamiento asignó este uso a la finca de la calle de Sant Leopold , y una comisión del mismo presentó al gobernador civil de Barcelona, el 9 de diciembre de 1909, los planos del proyecto. Eran obra del arquitecto barcelonés Melcior Viñals i Muñoz, que diseñó "una planta baja y dos pisos con viviendas unidos por galerías a manera de corredores balconeros, que daban a un patio interior de ochenta palmos cuadrados y que presentaban base de bovedillas y barandas herradas. Las viviendas, dotadas de cocina con agua corriente, comedor y dos alcobas, eran poco ventiladas y solo se abrían al patio mediante una puerta de acceso y una ventana".

Los servicios eran comunes y estaban situados en los extremos de cada corredor. De su limpieza se responsabilizaban los mismos inquilinos, por turnos acordados. Además, el cuartel disponía "de una sala de armas, una torre de cuatro niveles rematada con almenas y dos pabellones para oficiales". El recinto estaba pensado para albergar 36 guardias civiles casados, y cincuenta de solteros, más un escuadrón de cavallería.

Las obras contaron con el patrocinio de la Junta de l'Alberg del Soldat. Comenzaron el 29 de abril de 1911, pero la necesidad de una nueva ubicación para el cuerpo era tal que la Comandancia solicitó arrendar provisionalmente un local en la ciudad. Fue el antiguo vapor Bosch Duran i Costa, de la calle de Prim, y también, a finales del año, la fábrica de Francesc Tobella. La huelga de albañiles iniciada en marzo de 1911 paralizó por un tiempo las obras. Fernández señala que "todo iba muy lento, y aunque no se habían acabado las obras correspondientes a los bajos de los doce pabellones del edificio de la calle de Sant Leopold, se determinó instalar en ellos un buen número de miembros de la Guardia Civil".

La bendición, el 12 de enero
De modo que, la mañana del 12 de enero de 1912, se procedió a la bendición del nuevo cuartel. A esta ceremonia asistió el alcalde, Josep Ullés i Jover, acompañado de diversos concejales, miembros del Ejército y de la Guardia Civil, así como jefes y oficiales de la Caja del Recluta, representantes de las principales instituciones de la ciudad y numerosos corresponsales de prensa." A juzgar por la repercusión mediática que tuvo, la inauguración debió todo un acontecimiento. La noticia incluso apareció, con dos fotografías, en la revista argentina Caras y Caretas (su número 697, fecha del 10 de febrero de 1912), curiosamente bajo otra fotonoticia de "Tarrasa" (en la que se leía el "banquete a los representantes de la prensa, ofrecido por el comité organizador de la Exposición internacional, próxima a celebrarse".

Las obras tuvieron un coste global cuantificado en 120 mil pesetas, y no finalizaron hasta unos meses después de la inauguración. Fernández reporta algunos conflictos de intereses que tuvieron lugar durante su desarrollo. "Por ejemplo, en marzo de 1912, se denunció que miembros de las brigadas municipales trabajaban en aquellas obras y el Ayuntamiento se tuvo que justificar diciendo que, como el consistorio necesitaba tierra para las obras de urbanización de la calle de Cervantes, la empresa constructora del cuartel la facilitaba gratuitamente, siempre que fueran trabajadores municipales quienes se ocupasen de su extracción."

La historia del cuartel tiene otras fechas significativas posteriores. En abril de 1912 de colocó el pararrayos del edificio. En agosto del mismo año, la junta constructora acordó la construcción de unas caballerizas con capacidad para cuarenta caballos. Cuando estuvieron acabadas, en noviembre de 1913, se proyectó la ampliación del recinto "con un nuevo edificio de dos plantas destinado a más viviendas para guardias civiles, ya que en los locales de la calle del Mas Adei aún continuaban viviendo miembros de aquel cuerpo. El 31 de marzo de 1915 se inauguró una biblioteca en el primer piso del cuartel y una escuela de instrucción primaria nocturna para los hijos de los miembros del cuerpo que trabajaban y que, por sus horarios laborales, no podían asistir a los centros escolares terrassenses. Se trataba de atender veintiséis chicos y veinte chicas, de entre 16 y 20 años". La iniciativa también fue promovida por la Junta de l'Alberg del Soldat. Solo los cuarteles de Terrassa y Sabadell contaban con este servicio escolar.

A finales de 1915, la Junta de l'Alberg del Soldat, entonces presidida por Francesc Soler i Puigdollers, también presidente de la Cambra de Comerç, consideró la idea de dotar al edificio de unas nuevas caballerizas. El cuartel de la Guardia Civil de Terrassa de la calle de Sant Leopold fue derruido en 1998, y sus efectivos fueron destinados a otros puestos. En el solar se habilitó un área de estacionamiento en zona azul, y posteriormente se construyó el complejo municipal Els Telers, con pisos tutelados, que también incluye un bar-restaurante, inaugurado en el año 2010 .