En todo el país, se calcula que 1 de cada 3 trabajadores está sufriendo o sufrirá el síndrome postvacacional al reincorporarse al trabajo tras el verano. Del 66% restante, una parte importante padece o padecerá un cuadro de fatiga o estrés que estará directamente vinculado a la incorrecta adaptación al orden y la rutina tras esos días en los que apenas se tienen responsabilidades, según un informe de Adecco.
Este síndrome es característico de los países en los que es habitual que los trabajadores disfruten de largos periodos vacacionales, como es el caso de España, donde el grueso del descanso anual se concentra fundamentalmente en los meses de verano.
Los trabajadores más propensos a tener este síndrome son los que tienen menor tolerancia a la frustración, los menos resilientes, los que disfrutan de unas largas vacaciones y los que vuelven a un entorno laboral hostil. Los síntomas son diversos y dependen de cada persona, aunque los más habituales son: apatía, cansancio, falta de energía, dificultad para concentrarse, trastornos del sueño, nerviosismo, estrés o, incluso, tristeza.
Existen casos extremos en los que el trabajador puede experimentar ataques de ansiedad, dolor de cabeza o malestar general, aunque afectan a una minoría. Los casos más leves reflejan dificultades durante 2 o 3 días. Sin embargo, es habitual que los síntomas se alarguen hasta las dos semanas. Los casos más extremos podrían durar meses. La parte positiva de todo esto es que, en la mayoría de los casos, una correcta actuación previa a la vuelta al trabajo puede servir para evitar este síndrome. La clave radica en hacer que la transición entre las vacaciones y el trabajo sea lo más leve y llevadera posible. Y, ¿cómo conseguirlo? Existen algunas medidas de alta efectividad y fáciles de llevar a cabo y todas ellas pasan por adelantar esa transición y tomar el control de la situación en los días previos a la vuelta.
Para aquellas personas que acostumbran a acostarse y levantarse tarde durante sus vacaciones, es recomendable que retomen el horario de sueño habitual de los días de trabajo de manera paulatina. Es decir, que a medida que se acerca el fin de las vacaciones, deberán acostarse cada día un poco más temprano y haciendo lo mismo a la hora de levantarse. De esta forma, el cuerpo no notará un cambio tan brusco.
Preparar bien el regreso
En esta línea, es preferible no volver del lugar de vacaciones el día anterior a la vuelta al trabajo. Es mejor hacerlo unos días antes para que el trabajador regrese a su entorno habitual y tenga tiempo para retomar su actividad diaria.
Dado que la duración de las vacaciones es un factor que juega en contra, una buena opción para "regatear" a este síndrome es dividir los días de vacaciones a lo largo del verano para no llegar a crear hábitos de vida de los que luego costará huir. Por ejemplo, si se dispone de 21 días de vacaciones, se pueden hacer dos descansos, uno de una semana y otro de dos semanas. De esta forma será más fácil la vuelta a la rutina. Además de seguir estos consejos, los trabajadores deben afrontar la reincorporación con una actitud positiva, sin pensar que el trabajo es una carga.
ARA A PORTADA
Publicat el 30 d’agost de 2017 a les 20:40
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