El mediodía del 1 de agosto de 1992, los responsables de la Unidad Operativa de Terrassa recibieron la comunicación de que el Rey Juan Carlos de Borbón iba a acudir al partido que jugaban por la tarde las selecciones masculinas de España y Equipo Unificado. Un encuentro de trascendencia relativa y que estaba programado en el Estadi Federatiu, un escenario donde los problemas se multiplicaban con motivo de una visita de ese rango. No tenía las mismas medidas de seguridad que el Estadi Olímpic ni las comodidades para atender al Monarca.
Era la primera vez que Juan Carlos de Borbón visitaba Terrassa en su condición de Rey y el carácter improvisado de la misma cogió con el pie cambiado al mismísimo alcalde, Manuel Royes, que ese día estaba visitando las instalaciones olímpicas de la Seu d'Urgell en su condición de presidente de la Diputació de Barcelona. Josep Casajuana, concejal de Deportes y Juegos Olímpicos, sería, por tanto, el anfitrión del monarca en su estancia en Terrassa.
El ambiente de concordia olímpica relajó incluso los férreos sistemas de seguridad del Jefe del Estado. En el Estadi Federatiu la accesibilidad a la zona de autoridades era mucho mayor que en el estadio principal y el Rey, unas horas antes, había realizado alguna declaración a los medios de comunicación. Era, por tanto, probable que también en Terrassa lo hiciese a pesar de que no se trataba de una práctica habitual. "Cristóbal, en el descanso entrevistaré al Rey. Hazme una foto", le comenté a Cristóbal Castro, jefe de fotografía en ese momento de Diari de Terrassa. "Imposible. ¿Cómo vas a entrevistar al Rey?", me dijo. "Tú prepara la cámara", le dije medio en broma, medio en serio.
Me situé en un lugar estratégico por donde tenía que pasar de forma obligada el Rey. Estudié la situación y allí me senté mucho antes de que empezase el partido. Y en el descanso, cuando se dirigían a una sala habilitada para las autoridades, le acerqué la grabadora ante la sorpresa de todos. "Majestad, ¿me puede dar una impresión sobre cómo está viendo el partido?" "Me ha gustado mucho el juego de la selección. Hace tiempo que no veía un partido de hockey y me alegra que hayan marcado estando yo aquí." El Rey respondió a cuatro o cinco preguntas más ante la impaciencia de quienes querían pasar con él los minutos de descanso. El jefe de seguridad del monarca me guiñó el ojo, en una muestra de que el atrevimiento esta vez estaba consentido. Diari de Terrassa fue el único medio de comunicación que dispuso de aquellas declaraciones. Don Juan Carlos de Borbón regresó a Terrassa con motivo de la final femenina, pero aquel día las medidas de seguridad eran bien distintas. "Hoy no podrá ser eh", me dijo su mismo jefe de seguridad cuando me volvió a ver a las puertas del Estadi Olímpic esperando la salida del Rey.
La visita del Rey
Aquella visita fue la más relevante del torneo olímpico, por el rango del protagonista y por los problemas que generó a la hora de disponer toda la logística precisa. El Rey, que acudió acompañado sólo por el presidente del Comité Olímpico Español, Carlos Ferrer Salat, y el concejal de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona, Enric Truñó, visitó el Estadio Olímpic antes de irse ("es una instalación magnífica", dijo), departió con los aficionados y regaló algunos pins de la delegación española algunos voluntarios. También a él le regalaron un pin de la subsede de Terrassa.
En todo caso, durante los quince días de torneo olímpico, las visitas de personalidades de todo tipo estuvieron a la orden del día. Muy demostrativa fue la presencia del presidente del Comité Olímpico Internacional, Joan Antoni Samaranch, en la inauguración del torneo olímpico de hockey el 26 de julio. Pocas horas después de que Barcelona asombrase al mundo con una ceremonia inaugural majestuosa, Samaranch estuvo en Terrassa visualizando el apoyo inequívoco a la ciudad y a su papel olímpico. Aquel día el palco del estadio abrió sus puertas a personalidades de primer nivel: la princesa Ana de Inglaterra; el Rey de Malasia; el presidente de Alemania; el vicepresidente del gobierno, Narcís Serra; y un largo etcétera.
Algunos de ellos protagonizaron anécdotas impagables. Por ejemplo el monarca malayo, habitual en el palco del Estadi Olímpici cuando jugaba su selección. El día 5 de agosto, Yang di-Pertruan Agong IX, acudió a presenciar el partido entre Malasia y Argentina. Al parecer, llegó a Terrassa con problemas horarios y sin haber podido comer. Acostumbrado ya a la buena cocina catalana, pidió una tortilla de patatas. Y puso en un aprieto a los responsables de protocolo, dado que en el catering no tenían tortilla. Hubo que salir del estadio, acudir a un restaurante cercano y comprar una tortilla de patatas para el monarca malayo.
El primer ministro holandés, Ruud Lubbers, fue otro de los habituales en el estadio. Aficionado al hockey (por entonces aún jugaba en un equipo de veteranos) huía del estereotipo de político del momento. Enamorado del ambiente olímpico de Terrassa ("esta ciudad es la cuna del hockey español", dijo) se trasladó desde Barcelona a Terrassa para presenciar un partido en bicicleta. Acompañado de dos amigos, hizo la ruta por la carretera de la Arrabasada y en los vestuarios del Estadi Olímpic tomó una ducha, un masaje y se cambió de ropa, que viajaba de forma discreta en un coche que le acompañaba.
Monarquías diversas
Las visitas reales no se ciñeron sólo a la presencia de los reyes de España y Malasia. Ana de Inglaterra y Alberto de Mónaco, miembros del Comité Olímpico Internacional, también pasaron por el palco del estadio. La princesa británica en dos oportunidades, para presenciar encuentros de la selección femenina de su país. Alberto de Mónaco estuvo el 29 de julio viendo el partido de la selección femenina española contra Canadá. "El hockey es un deporte que me gusta", dijo.
El alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, pasó por Terrassa en varias ocasiones. No hay que olvidar su estrecha amistad con Manuel Royes, alcalde de Terrassa, ni la presencia en la selección femenina de su sobrina Eli, autora del gol que dio a España la medalla de oro. "Por Terrassa se apostó fuerte y la batalla se ganará, seguro", dijo.
Tampoco faltó en varios partidos el entonces vicepresidente del Gobierno Narcís Serra, impulsor de la candidatura olímpica de Barcelona en su etapa como alcalde de la capital catalana. "Me emociona ver lo que está pasando porque tiene una dimensión que no hubiésemos imaginado cuando empezamos a trabajar en la candidatura", señaló en relación al éxito olímpico.
ARA A PORTADA
Publicat el 21 de juliol de 2017 a les 19:29
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