Leer los periódicos, todos, cuando salen los datos del paro se convierte cada mes en un buen ejercicio para comprobar cómo una misma noticia puede presentarse desde diferente prisma sin mentir. Desde un punto de vista aséptico se puede decir hoy en un titular que el paro ha descendido en España en 27.071 personas, pero claro, ¿eso es mucho o es poco? Ante esa pregunta, se puede ampliar el titular y conceder que se trata del mejor noviembre registrado. Y aún más; si el medio en cuestión es afín al Gobierno, puede decir, como se ha hecho, que Mariano Rajoy acaba su legislatura con menos paro del que dejó José Luis Rodríguez Zapatero.
Pero todavía se puede matizar ese aspecto y decir que a pesar de que Rajoy se presenta a las elecciones con menos parados que Zapatero, se ha reducido el número de empleados. Sí se trata de una información que a los profanos puede parecernos contradictoria, pero tiene sentido puesto que se habla del número de afiliados a la Seguridad social, que son los que cotizan. Y podríamos seguir ampliando la información con nuevos y discordantes datos y cada uno de ellos podría llevarnos a un lado o a otro del estado de opinión con la misma solidez.
Ninguna de las afirmaciones realizadas en los párrafos anteriores son falsas, todo lo contrario, pero destacadas y ordenadas en la información de una forma u otra implican una intencionalidad o al menos una manera de pensar y de hacer: los medios no somos del todo asépticos, porque es imposible. La lectura de los datos del paro es una buena manera de situarnos en el panorama de los medios y aprender a ser críticos con lo que leemos, vemos u oímos.
De entre todos los datos o las ideas que se pueden destacar de las cifras del paro podemos hablar también de que un puesto de trabajo, hoy, no es garantía de nada. La lectura mensual puede hacernos pensar que la salida de la crisis económica es un hecho y en realidad parece que existe una mejor situación que hace cuatro años, cuando estábamos en el peor momento, pero, sin negar esa realidad, no perdamos de vista que un contrato por unas horas se contabiliza igual que uno a jornada completa y que hoy un contrato no es sinónimo del concepto de empleo que tenemos todos: la relación laboral que se basa en la venta de tu fuerza de trabajo a cambio de un salario para vivir. No todos pueden vivir de su salario y esos, a efectos estadísticos, cuentan igual que los que pueden. Eso es tan cierto como que Rajoy acaba su legislatura con menos paro que Zapatero.
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