Empieza el periodo de matriculación, se inicia la liturgia anual tras los días de puertas abiertas de colegios públicos y concertados y con la ilusión de los padres de poder matricular a sus hijos en sus colegios de referencia. El nivel de satisfacción de los padres suele ser elevado, con altos niveles de matriculación en escuelas de primera elección, pero siempre hay un grupo que no consigue sus objetivos. Debemos ser honestos con nosotros mismos cuando analizamos este asunto. No sólo se trata de las referencias sobre los niveles educativos de las escuelas o la cercanía; el perfil del colegio también influye en la decisión y ese perfil se mide por el volumen de alumnos extranjeros que acoge. Independientemente de proyectos educativos o de calidad de enseñanza. Ese problema lo puso de manifiesto el Síndic de Greuges de Catalunya al determinar que Terrassa era una de las ciudades de Catalunya en la que se daba un mayor nivel de concentración de extranjeros en unas escuelas determinadas, centros que superan su estigma con esfuerzo, dedicación y entusiasmo de sus equipos docentes. Probablemente, el colegio Montserrat sea el paradigma del inconformismo en ese sentido, aunque no es el único colegio que suple con voluntarismo la falta de medios.
Las autoridades educativas han tomado ciertas medidas para paliar este problema. Habrá una reserva de plazas específicas para la matrícula viva que servirá para reconducir flujos. No obstante, la solución es de mucho mayor alcance y pasa por el estudio que se está elaborando por encargo del Ayuntamiento, que debe conducir a una intervención global, racional y decidida en el mapa educativo de la ciudad.
Otra de las cuestiones que preocupan en este inicio del periodo de matriculación es la de los nuevos centros. Con respecto al Sala i Badrinas se mantiene la prudencia de la delegación de Ensenyament. Se trata de la misma prevención exhibida con centros como Can Roca y Les Aymerigues, que acabaron con proyecto constructivo. Siempre es bienvenido, pero no puede por menos que pensarse que quizás un poco tarde cuando la necesidad es tan evidente.
La construcción de un edificio que sustituyan a los barracones de la Sala i Badrinas se mantiene con la respuesta de siempre "ni sí, ni no, todo depende de la demanda". Parece lógico pensar que si un colegio lleva seis años en barracones es porque la demanda existe.
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