"Jacint Morera nos dió suficientes muestras de su creatividad, y hizo suficientes obras, como para decir que era un artista extraordinario, que ha de subir de nivel de valoración en la historia del arte catalán." Con tal contundencia se expresó una autoridad de la crítica y los estudios de arte como Josep Corredor Matheos en la mesa redonda celebrada en la sala de Amics de les Arts que acoge una exposición de esculturas de este artista terrassense, del que se celebra su centenario (1915-1989). Corredor Matheos, que incluyó a Morera en su "Història de l'Art Català. La segona meitat del segle XX", añadió que, de haber podido escribir este libro con una visión más personal, le habría dedicado más espacio."Por razones de oportunidad no ha tenido la importancia que merece." Y elogió "la sensación de pintura metafísica" de sus obras, "realistas pero también abstractas", todas las cuales son asimismo "constructivas".
"Si hubiera cuidado más las relaciones públicas, habría tenido un papel destacado en la historia del arte catalán de su tiempo", ratificó Miquel Àngel Codes Luna, autor del libro"Jacint Morera. Construirdes de la senzillesa", la biblia de los "morerófilos", y el único de los sentados en la mesa (y casi también de la treintena de presentes) que no conoció personalmente al artista.Morera nunca tuvo interés en promocionarse ni en dejar de ser un artista "local". Josep Maria Font explicó que cuando fue a verle, con Màrius Samarra y el cantante José Pino, a la casa en el Puig ventós de Calonge donde vivía con su mujer casi como dos ermitaños, había recibido una carta de un marchante que le proponía exponer en Londres, Roma y París. "!No expongo en Barcelona y voy a hacerlo allí!", dijo. También un subdirector del Metropolitan le hizo una oferta para Nueva York. Para Codes, "se quedó en una zona de confort."
El primer moderno de Terrassa
El pasado día 18, en la presentación de la reedición en auca de su libro "A toc de pito", Francesc Abad afirmó que Morera fue el primer artista modeno de Terrassa, y las intervenciones de la mesa lo confirmaron. Màrius Samarra señaló que, para comprender lo que su trayectoria artística ha significado para Terrassa, hay que tener en cuenta que se desarrolló, en buena parte, en una época (la postguerra), en que "para comprarte un libro tenías que ir a Perpinyà. En artes plásticas, Terrassa era el imperio del paisajismo. No había ninguna ventana abierta a la innovación, y el único que estaba preparado y dotado para ella era Morera".
En ese aislamiento, ¿cómo entró en contacto Morera con el arte moderno? La cosa tiene su punto de misterio, que quizá lo aclaren sus idas a Cadaqués, donde trataría con los artistas de Dau al Set y extranjeros, su amplio bagaje cultural, y su talante de ironía y humor. Lo cierto es que comenzó a hacer "algo totalmente fuera de lo que teníamos visto. En principio, no fue entendido. Sus primeras exposiciones fueron muy críticadas. Morera tuvo el mérito de ser el pionero de la innovación artística en Terrassa".
Y lo hizo en un clima tanto cultural como social "muy conservador", señalaría Codes. Cuando publica "A toc de pito", en 1954, en el diario local aparece alguna carta recriminándole "alguna expresión subida de tono. Y los pesebres que hacía cada año para Amics son considerados por muchas personas irreverentes, que faltaban el respeto al sentimiento cristiano".
Experimentación constante
Para Codes, Morera fue un artista moderno, pero también enraizado en el Noucentisme, interesado por los clásicos y a la vez lleno de curiosidad por el arte más nuevo, el que hacían los jóvenes. "Cuando Marc Molins le trae de Estados Unidos revistas con los minimalistas, se lanza a hacer cuadros donde solo hay dos líneas."
Y ahí otra de las singularidades de Morera: su trayectoria dividida en épocas estancas. "Ahora comienzo mi etapa minimalista, y la acabo. Ahora haré fauvismo afrancesado, y así." "Más que el propósito de una trayectoria artística, le interesaba experimentar. Cada dos o tres años salía con una cosa nueva", dijo Samarra. "Pero si no hubiera tenido una necesidad sincera de trabajar de esta manera, se vería. En todas las etapas encontramos su sentidos de la construcción", añadiría Corredor Matheos
Y por supuesto se habló, y más en el coloquio, con familiares y amigos, de Morera como persona, de su gran cordialidad, aunque, de entrada, podía parecer un "sorrut". "No conozco a nadie que tenga un mal recuerdo de él. Somos muchos los que lo apreciábamos, y los apreciamos aún", afirmó Font".
ARA A PORTADA
Publicat el 01 de gener de 2016 a les 13:33
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