Santiago Padrós (Terrassa, 1918- El Vendrell, 1971, que en la cúpula del Valle de los Caídos hizo su obra de mayor envergadura (ideológicamente convencido: con 18 años, en 1936, se había adherido al falangismo), fue uno de los más importantes mosaicistas españoles de su tiempo. La historiadora Ana Fernández es autora de un libro sobre su taller, fruto de cinco años de investigación, "Tessel·la a tessel·la. Els mosaïcistes del taller de Sant-Yago Padrós" (2010). Ahora, en la separata del último boletín de la Associació de Col·leccionistas de Terrassa, presenta un pequeño estudio sobre un aprendiz de este taller (denominado Ravenna) que Padrós tenía en el número 25 de la calle de Baix, José Prados Prada. Su figura le sirve para evocar el ambiente y las características del lugar.
De Can Boada a la calle de Baix
José Prados nació en septiembre de 1940 en El Rubio (Sevilla) y tenía 9 años cuando su familia emigró a Terrassa, instalándose en el barrio de Can Boada. En 1954, con 14 años, entró a trabajar en el taller de Padrós, que manufacturaba mosaicos artísticos, como ayudante de los principales mosaicistas. "Al principio, su trabajo consistía en recoger todo el materia l de rechazo que generaban los principales marmolistas de la ciudad", señala Fernández, para a continuación indicar la relación de todos ellos con la ubicación de sus talleres.
"La labor de José Prados continuaba en el taller de la calle de Baix cortando con una cizalla todo el mármol recogido en piezas más pequeñas. Seguidamente, estas piezas pasaban a manos de los maestros mosaicistas, que se ocupaban de cortarlas con la bujarda -martillo pequeño de picapedrero con dientes prismáticas en los dos lados- obteniendo así las teselas que, posteriormente, habían de formar los fragmentos de cada obra. En este caso, y por el material utilizado, se denominaba 'mosaico romano'".
En el Taller Ravenna se hacían jornadas de nueve horas (de ocho de la mañana a una de la tarde, y de tres a seis). En la planta baja trabajaban los maestros mosaicistas, en el primer piso estaba la máquina de cortar, y el segundo era el almacén; en él se guardaban sacos con teselas de vítrico veneciano, que sobraron del camarín de la Marededéu del monasterio de Montserrat. Prados también recuerda a compañeros ayudantes con los que compartió sus jornadas laborales (José Àngel Moreno, Antonio Espinosa Parra y José Baltanàs, entre otros).
"De quién no nos puede decir gran cosa es de Santiago Padrós, ya que, cuando él estuvo trabajando en la calle de Baix, su patrón aparecía en contadas ocasiones por el taller", escribe Ana Fernández. En aquesta época Padrós estaba realmente muy ocupado "con el seguimiento de los mosaicos que se estaban acabando de instalar en el Valle de los Caídos o otros edificios de Madrid, como es el caso del que se colocó en el vestíbulo del edificio de la calle del General Pardiñas titulado 'El hijo pródigo' o otros de carácter más privado".
ARA A PORTADA
Publicat el 05 de maig de 2016 a les 18:05
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