Ovaciones para Igor Yebra

Publicat el 21 de novembre de 2016 a les 18:49
Debutó en el Centre Cultural Terrasa el bailarín Ygor Yebra en el personaje de "Zorba, el griego" y triunfó. El artista vasco, uno de los más prestigiosos a nivel internacional, se llevó las ovaciones del público. Yebra no fue el único que brilló en la coreografía de Lorca Massine, interpretada por el Ballet del Teatro de la Ópera de Sofía. Destacaron por igual el resto de solistas: Marta Petkova (Marina), Nikola Hadjitanev (John), Anastasia Nedelcheva (Madame Hortense) y Kiril Ivanov (Yorgus). Los bailarines extranjeros, Petkova y Hadjitanev, ofrecieron un recital de clásico que entusiasmó por su delicadeza (ella) y vigor (él). EL ballet "Zorba, el griego", que ha dado la vuelta al mundo, está inspirado en la novela de Nikos Kazantzakis y su historia es popularmente conocida a raíz de la película protagonizada por Anthony Quinn y Alan Bates que se estrenó en 1964 junto a Irene Papas.

Narra las aventuras de Zorba, un campesino rudo y entusiasta, y Basil, un escritor mitad inglés mitad griego que no pasa por su mejor momento creativo. Ambos conocen el amor por separado pero no gozarán de final feliz. La historia de Basil será especialmente trágica en cuanto que su enamorada, Marina, una joven viuda griega, será asesinada por venganza. Zorba, por su parte, se casa con una cortesana francesa, Madame Hortense, que al poco tiempo fallece a causa de una neumonía.

La coreografía de Lorca Massine se centra sobre todo en la historia de amistad y amor que viven los dos protagonistas y con ella la esencia de sus emociones, la eterna lucha entre la razón y la pasión del ser humano. El discurso dancístico mezcla el ballet neoclásico con la danza, la música y canciones de la cultura popular griega. El resultado es un espectáculo de constrastes donde Massine recurre a la danza más clásica para expresar los estados de ánimo más tristes y a la popular para manifestar los más alegres. Pero esta sería solo una lectura porque el coreógrafo intercala ambos estilos en función del dramatismo de la escena.

Las perlas
Del conjunto de composiciones subrayar algunas perlas de la segunda parte como el solo que interpreta Marina al compás de una canción griega de una elegancia exquisita que conmocionó y desencadenó fuertes aplausos. También gustó el solo alicaído de John, para expresar la pérdida de su amada, así como los duetos románticos que interpretaron juntos antes del fatal desenlace. Y en paralelo nos cautivó sobremanera Madame Hortense en su registro, más teatral que dancístico, de mujer feliz, cuando se casa con Yebra, y en el de afligida cuando contrae la enfermedad.

Ante tanta desdicha, el autor prefirió recurrir a un final optimista para cerrar la historia. Y ahí está el reencuentro de Zorba y Basil bailando el sirtaki para ahogar las penas aunque sólo sea por un momento. Zorba enseña a Basil la danza popular (una variación del "Hasapiko" creada en la película que interpretó Anthony Quinn de forma expresa porque estaba afectado por una lesión en las rodillas) y ambos se ponen a bailarla de forma alegre y entusiasta.

En este pasaje, el colofón, Yebra exprimió todo su "savoire faire" y contagió al público quien acompañó el ritmo de la música con sus palmas. Conocedor de que esta música y danza popular griega conquista, la formación, liderada por el bailarín vasco, brindó un par o tres de bises. Una despedida, pues, apoteósica que arrancó con ovaciones y puso a un buen número de espectadores en pie.