Pedaleando por el mundo

Publicat el 03 de març de 2017 a les 21:01
El terrasense Pablo Ros y la francesa Manon Kapoun empezaron en mayo del año pasado un viaje en bicicleta por Europa y Asia con el objetivo de "llevar a cabo su sueño personal de descubrir personas, culturas y paisajes ajenos y únicos con el tiempo y la tranquilidad que requieren".

Antes de comenzar esta aventura, la pareja vivía en Munich, donde ambos trabajaban como ingenieros para grandes compañías a través de pequeñas empresas consultoras. "Éramos felices pero llegó una momento en el que teníamos que buscar nuevos retos", asegura el joven egarense.

La pasión de esta pareja por la bicicleta viene de lejos pero Manon y Pablo no hicieron su primer viaje de larga distancia hasta 2014, cuando rodaron durante tres semanas por Islandia. La experiencia les gustó tanto que desde entonces se plantearon casi todas sus vacaciones de la misma forma y es que según Ros, "la bici es un método de transporte suficientemente lento como para poder captar los detalles del entorno y suficientemente rápido como para plantearse un viaje de largo recorrido. Es saludable, sostenible y limpio y en cada kilómetro disfrutas y sufres como nunca, por lo que la recompensa emocional es enorme".

Aunque consideran que es difícil saber cuando tomaron la decisión formal de hacer el viaje que les ocupa en estos momentos, Ros afirma que "un año antes de salir, en la primavera de 2015, ya teníamos la certeza de que lo íbamos a hacer y con calma fuimos adquiriendo todo el material necesario para la aventura". Durante este tiempo la pareja se deshizo de gran parte de las cosas que habían ido acomulando en su piso de alquiler, empezaron a seguir blogs y aventuras personales para inspirarse e hicieron un pequeño esbozo de la ruta aunque consideraron que era mejor no planear demasiado y dejarse llevar por el camino y los consejos de la gente que irían encontrando. Físicamente no se prepararon en espacial ya que según Pablo "uno no se puede preparar para un viaje de más de un año en bicicleta, sencillamente asumes que tocará sufrir las primeras dos semanas y el cuerpo ya se irá habituando".

Manon y Pablo desempeñaban un trabajo por el que estaban "considerablemente bien remunerados", llevaban un ritmo de vida moderado y no tenían grandes gastos, por lo que no han tenido que hacer un esfuerzo extra para poder financiar su viaje.

Para la aventura, se mueven sobre dos bicis de acero resistentes, reparables y muy confortables que permiten una posición relajada de los ciclistas y tienen múltiples sitios de sujeción para el equipaje. "Llevamos casi de todo para no depender de casi nada, es decir, tienda de campaña, sacos de dormir, un colchón hinchable, equipo de cocina, material de primeros auxilios, herramientas de reparación y ropa tanto cálida como de verano", cuenta la pareja, que de momento ha dormido en iglesias, aeródromos, mezquitas, campos de fútbol, estaciones de bomberos, playas y restaurantes, entre otros lugares.

La ruta
Salieron de Munich el mayo del año pasado y desde entonces han pasado por Austria, Eslovaquia, Hungría, Serbia, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Montenegro, Albania, Kosovo, Macedonia y Grecia, donde cogieron un ferry hasta Lesbos, donde hicieron una parada de un mes y aprovecharon para hacer un voluntariado en el campo de refugiados de Kara Tepe. A continuación se fueron a Turquía e Irán y después cogieron un vuelo hacia Kuala Lumpur para rodar por Malasia, Singapur y Tailandia. Su idea es seguir hacia Camboya, Laos y China hasta llegar al Kirguistán y visitar la zona del Pamir "para llegar no sabemos muy bien donde y coger un vuelo para volver a casa", señala la pareja, que prevé dar por finalizada su aventura a finales de verano.

En lo que llevan de viaje, Pablo y Manon han tenido que afrontar algunos imprevistos y dificultades, como la enfermedad de un familiar de la chica, cosa que les hizo pensar en volver por unos días aunque poco después la situación mejoró y no lo hicieron. Además, Pablo cuenta que "después de un mes en Lesbos, viendo la situación de centenares de refugiados, no fue fácil continuar hacia Turquía cómo habíamos previsto".

Por otro lado, poco antes de cruzar la frontera de Turquía con Irán, en la zona del Kurdistán, sufrieron un control falso de policía que acabó con el robo de cierta cantidad de dinero. Aún así, tres días después pasaban la noche en un hotel de cuatro estrellas en la ciudad de Agri, en el mismo Kurdistán, invitados por su propietario. Y es que a lo largo del camino mucha gente les ha acogido con los brazos abiertos, les ha ayudado y les ha dado cobijo.

Más información
Si lo desea, puede seguir esta aventura en:
-mapaentour.com
-facebook.com/mapaentour