Todos los terrassenses mayores de 40 años tenemos memoria de una ciudad en cuyas calles y plazas, y en el cielo ojeado para disipar preocupaciones, en los árboles, en el camino diario a nuestros quehaceres o en nuestros paseos o errancias, eran habituales y abundantes las bandadas de pardales (gorriones). Ahora, esta especie de ave, desde siempre la más frecuente en zonas urbanas, se ve mucho menos, se ha ido haciendo escasa, y su presencia parece superada con creces por las antipáticas palomas. No es una sensación subjetiva. Los gráficos del proyecto Seguiments d'Ocells Comuns de Catalunya (SOCC) del Institut Català d'Ornitologia lo dejan muy claro. En Terrassa, el seguimiento ha sido realizado desde el año 2002 (hasta el 2015), en dos zonas, la "norte", que abarca toda la ciudad, con el Parc de Vallparadís, hasta Can Bogunyà, y la "este", la parte más rural, desde la carretera a Sabadell hasta el Club de Golf del Prat, y tanto en nidificación como en invierno. La disminución del número de pardales es aplastante en ambos territorios. En la parte más urbana, el número de individuos registrados en un itinerario de observación pasó de 140 a 60 entre 2004 y 2005, y desde 2010 has estado sobre los 40. En la zona "este", es algo más oscilante, pero acaba en 30 en los últimos años.
"Próxima a la amenaza"
"Terrassa no deja de ser un ejemplo de lo que está sucediendo en toda Catalunya, y de manera muy parecida en el resto de Europa. En Londres o Berlín los pardales ya han desaparecido", afirma Javier Quesada. Nadie mejor que él para saberlo. Quesada es conservador de vertebrados del Museu de Ciències Naturals de Barcelona, investigador principal del proyecto "Biologia de la conservació d'una espècie en declivi: el pardal comú", que explicó en el Delta Birding Festival, y además, casualmente, voluntario del SOCC en nuestra ciudad.
¿Las claves de esta disminución del gorrión, en Catalunya (y en toda Europa), que en el año 2013 hicieron que el ICO la clasificara de "próxima a la amenaza"? Ante todo, Quesada señala que, si bien el declive se produce tanto en ámbitos rurales como en urbanos, las causas son diferentes. En el campo, tienen que ver con "el abandono agrícola, la mejora en la recogida del grano y el efecto de los pesticidas, que hacen que a los pardales les sea más difícil la obtención de insectos, que son sus proteinas básicas".
En el medio urbano, en cambio, los pardales disminuyen por diversos motivos vinculados a la presencia y el comportamiento humanos. "Las ciudades europeas están cada vez más limpias, y tienen menos oportunidades de conseguir comida (es una especie comensalista), y ésta es de menos calidad. De hecho, las colonias de pardales son más frecuentes en los barrios pobres." Es además una especie que suele poner los nidos en agujeros o grietas que encuentra en las paredes, o debajo de tejas, "y las paredes de los edificios están cada vez más cerradas y compactas". Cuantos más edificios de mayor edad (las casas de antes tenían una estructura propicia para albergar nidos), pues, más fácil lo tienen los gorriones.
"También se ha hablado de la influencia de las ondas electromagnéticas, y de la calidad del aire." En Barcelona, además, sufren los ataques de las urracas, sobre todo a los pollitos. Y en algunos lugares la competición de las cotorras de Kramen (en Terrassa hay muy pocas), capaces de matar gorriones para conseguir el agujero de cría. Como otros competidores y predadores, pueden tener un impacto en el declive, "pero limitado y puntual".
No obstante, la situación no les ha afectado a nivel genético (no hay endogamia) "y es una especie que, al ser muy generalista (se conforma comiendo cualquier cosa), es muy adaptable. Estamos hablando de la especie más abundante de Catalunya (imaginemos lo que puede suceder con otras más especialistas), que sigue siéndolo y que encontramos en todas partes". En la última revisión del Bird Atlas, se indicaba que en Catalunya existían 6,5 millones de individuos. No existen datos específicos por ciudades, y por tanto no podemos saber cuantos pardales hay en Terrassa.
Quesada señala, por otra parte, la soprendente presencia en el Parc de Vallparadís, junto al edificio de Mútua, de una colonia de pardales "xarrec". "Es una especie muy parecida, que suele confundirse con la común, y que extrañamente, se mantiene estable en este lugar".
ARA A PORTADA
Publicat el 13 d’octubre de 2017 a les 21:44
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