En 2015, la adhesión allanó el camino a la sociovergencia

Terrassa fue noticia en 2015 al convertirse en la primera gran ciudad de la AMI. La incorporación fue una de las condiciones impuestas por CiU (hoy PDeCAT) para formar gobierno con un PSC en minoría. El pacto fraguó en julio y en el pleno siguiente a la investidura Terrassa sellaba su entrada en la plataforma independentista.

La propuesta la firmaban los partidos independentistas y contó con el apoyo de siete de los nueve concejales del PSC, que dio libertad de voto. El entonces alcalde Jordi Ballart y el teniente de alcalde Alfredo Vega, hoy primer edil, votaron en contra, pero la suma dio 14, mayoría absoluta.

El ingreso se hizo efectivo de inmediato en medio de una polémica mayúscula y de duras críticas al PSC, que en Catalunya rechazaba la independencia, mientras en Terrassa apoyaba incorporarse a la AMI. El gesto le valió al alcalde Ballart un tirón de orejas del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

Dos años, un tenso ejercicio político y un referéndum después, el bipartito egarense saltaba por los aires, el alcalde dejaba el cargo y rompía el carnet y la marcha de cinco concejales del PSC dinamitaba el grupo socialista, que ahora sí quiere salir de la AMI.

En el pleno del pasado diciembre el portavoz socialista Amadeu Aguado justificó el sí anterior de su partido a la adhesión de Terrassa a la AMI argumentando que fue un "voto estratégico", porque la política es "gesto, estrategia e ideología".

En diciembre la situación era distinta. Sin socio y con las elecciones del 21D a la vuelta de la esquina, el PSC en bloque optó por apoyar junto a Ciutadans la propuesta del PP de abandonar el AMI.