Allí en medio, entre plásticos troceados, entre restos de tragaperras reventadas, sobresalía algo raro. Era también un plástico, un mando. Era la llave de un coche de alquiler. La del coche usado por los ladrones para llegar a la calle de Colom, donde está el bar-frankfurt que asaltaban cuando perdieron aquel objeto. Al día siguiente, el 19 de abril, dos de los tres delincuentes fueron detenidos por los mossos.
Los sospechosos son hermanos, de origen albanés y vecinos de Barcelona. Se presume que de Barcelona llegaron aquella madrugada, la del 18 de abril, miércoles, dispuestos a perpetrar un robo con fuerza. Uno más, habida cuenta de los antecedentes de ambos. Sobre todo, de uno de ellos, que tiene 31 años y cuenta con un historial delictivo de 41 detenciones. El otro es algo mayor: tiene 33 años y "sólo" cinco reseñas de antecedentes. El tercer individuo que presuntamente acompañaba a los hermanos el 18 de abril aún no ha sido arrestado. Los Mossos d'Esquadra del Àrea Bàsica Policial (ABP) de Terrassa lo siguen buscando.
El bar elegido para el asalto ha sufrido dos robos en veinte años. El del 18 de abril fue el segundo. A eso de las 4.15 de la madrugada, unos vecinos de la calle de Colom, en la esquina con la de la Agricultura, en Can Palet, oyeron estrépito. El proceder de los asaltantes no tuvo secretos: forzaron la persiana, posiblemente con un gato hidráulico, la levantaron y vencieron la siguiente resistencia, la de una puerta de vidrio, a golpes. Hecho trizas el cristal, entraron en el local. Tampoco la elección del botín fue muy singular: fueron a por las dos máquinas tragaperras.
Las tenían al lado de la puerta, a mano derecha. Y las reventaron a mazazos para sustraer la recaudación. No ha trascendido cuánto dinero habría dentro de esas recreativas. Quizás 1.500 euros.
Embolsado el dinero, los malhechores se dieron a la fuga. Corrieron hacia el vehículo que seguramente habían dejado estacionado en los alrededores. Y seguramente el encargado de portar la llave del automóvil se quedó atónito al buscar y rebuscar el mando entre sus ropas sin dar con él.
No lo tenía porque lo había perdido. Y lo había perdido dentro del bar saqueado, en mitad de los golpes y el atesoramiento de monedas y billetes. Se le cayó en el fragor de los destrozos.
El hallazgo
La alarma del establecimiento no saltó. El dueño del bar se había quedado sin batería en el teléfono móvil y por eso un vecino que había oído los ruidos no lo pudo localizar. La víctima se enteró de la visita nocturna de los ladrones cuando llegó a la calle de Colom, a eso de las 6.30, a abrir las puertas del local para encarar una nueva jornada laboral.
Entonces sí habló con testigos. Pero nadie había llamado a la policía cuando se estaba perpetrando el robo. La llamaron. Prácticamente coincidieron en la llegada el dueño y los agentes.
Guardias de la Policía Municipal inspeccionaron el establecimiento junto con el responsable del frankfurt. Y estaban enfrascados en la escudriña de los daños cuando vieron aquello, un objeto de plástico que no parecía proceder, como el resto, de las máquinas reventadas. Era el mando de un coche de alquiler, al parecer correspondiente a un Renault Mégane. El propio responsable del bar lo agarró con un papel a modo de guante.
Con esa llave como indicio más relevante, la unidad de investigación de los Mossos d'Esquadra de Terrassa emprendió las investigaciones, que siguen abiertas. El 19 de abril, al día siguiente del robo con fuerza, los dos sospechosos estaban detenidos. Ya han salido en libertad provisional.
ARA A PORTADA

- Javier Llamas
- Redactor al Diari de Terrassa
Publicat el 30 d’abril de 2018 a les 19:51
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