La radiografía que se extrae del informe de Càritas Diocesana Terrassa de 2017 también pone el acento en esta pobreza crónica y hace un llamamiento a todos los agentes (administraciones y empresas) para dar una oportunidad a las familias que lo necesitan con urgencia y puedan reanudar una nueva etapa vital en unas condiciones mínimas. Y, en ese sentido, Càritas reclama perdonar las deudas, implantar una renta mínima garantizada, ofrecer viviendas en alquiler social y pagar sueldos dignos.
Las peticiones no son baladí. Càritas, en su zona de influencia, atendió 12.636 hogares (1.926 en Terrassa), de los que un 48 por ciento vivían con ingresos de entre 300 y 750 euros al mes. Una cuantía económica tan exigua que apenas puede cubrir los gastos de las necesidades básicas. Un 61 por ciento de estas familias, además, arrastran deudas y un 19 por ciento, sobre deuda.