"Venían a mí por las noches y se me llevaban a través de las paredes"

Publicat el 10 d’agost de 2018 a les 17:58
El 24 de junio de 1947, durante un vuelo en el estado norteamericano de Washington D.C., el piloto Kenneth Arnold creyó ver nueve "objetos inusuales" desplazándose en cadena y muy rápidamente por el cielo. "Volaban erráticamente, como un plato lanzado al agua", comentó ese mismo día a un grupo de personas. Entre ellas había un periodista, la historia fue difundida por las agencias de noticias, y así comenzó el fenómeno de los "platillos volantes", después denominados más propiamente "objetos volantes no identificados" (ovnis). Inmediatamente se dispararon las especulaciones sobre su origen extraterrestre, esto es, que los ovnis eran naves del espacio con las que seres de otros mundos estaban visitando la Tierra. En 1952, otro norteamericano, George Adamsky, afirmó haber hablado con el tripulante de una nave extraterrestre que aterrizó en el desierto de Colorado, y con él comenzaron los casos de "contactados". En 1961, cuando el matrimonio formado por Betty y Barney Hill afirmó haber sido secuestrado por seres extraterrestres y llevado a una nave, se abrió otro apartado del fenómeno: las denominadas abducciones, en sus diversas variantes, con predominio en los últimos años de "visitantes de dormitorio".

Y a un caso de una supuesta abducción, de una persona residente en una población cercana a Terrassa,ha dedicado por completo Jordi L. Monedero su último libro. Este escritor e investigador terrassense de temas de misterio ya había abordado en una obra anterior la cuestión de los contactados, y fue precisamente en un acto de firma de su "Ovnis y contacto" cuando "contactó" con Raquel López (nombre ficticio), la protagonista de "Autopsia de una abducción".

un tríangulo en el hombro

El encuentro no pudo ser más casual. El día de Sant Jordi de 2015, Monedero estaba firmando libros, en la avenida de Barcelona de Terrassa, cuando una mujer adquirió y le pidió que firmara "Ovnis y contacto".Hablaron un rato, y Raquel López le comentó sobre una especie de cicatriz que le había aparecido en el hombro izquierdo, poco menos de un año antes, la noche del 27 al 28 de junio de 2014. Un triángulo equilátero exacto, de dos por dos por dos centímetros. Alguien le había comentado que podía ser la señal de una abducción, pero no se lo acababa de creer ni parecía darle demasiada importancia. Pensaba que podía tratarse de la picadura de un insecto.

A Monedero, no obstante, aquella marca de geometría tan precisa le intrigó. Intercambiaron teléfonos, y le pidió que le dejara investigar. Raquel López, que reside en una localidad cercanan a Terrassa, estuvo de acuerdo, siempre que respetara su anonimato y privacidad. La hipótesis de la picadura quedó pronto descartada (no hay arañas ni otros insectos que dejen una señal tan geométrica), así como cualquier otra causa física. Ya el médico de cabecera lo había descartado y le había dicho que no podía darle ninguna explicación. Es más, a partir de esa mañana en que descubrió la marca, y durante un mes, Raquel notó cambios en su organismo, y mechones de pelo que se le caían. También se le despertó "un fuerte impulso por escribir frases trascendentes que escribía por pulsión. Desde entonces, con una progresión muy acelerada, he notado que he ido cambiando mi manera de pensar con respecto a creencias y demás. Me noto muy empática y tolerante, y me he vuelto muy sensible con el sufrimiento de los demás", fueron sus palabras.

Cuando Monedero le preguntó sobre experiencias similares en el pasado, lo que le explicó Raquel López hizó aumentar su interés. En su infancia, "desperté una madrugada y vi sentada sobre mi mesa de dibujo una entidad humanoide de aproximadamente el tamaño de un niño de cinco años. Siempre quise darle una explicación racional, pero la verdad es que lo viví sin estar sumida en ningún estado intermedio del sueño, sino plenamente despierta".Durante toda su vida, había tenido sueños recurrentes en los que veía "una especie de 'guerra en los cielos'" como si objetos voladores entraran en guerra con los habitantes de la tierra. "En varias ocasiones soñé que uno de esos objetos voladores, de grandes dimensiones, nos recogía a mi hermano y a mí. En el interior de la nave, todo era como una reproducción del ambiente biológico de la Tierra, y había más personas humanas ahí, entre nosotros. Sueños en los que levito, en los que me hablan pero sin ver quién o quienes lo hacen."

Otra experiencia aún más sorprendente. Desde niña, en la vida de Raquel López aparece un hombre de unos treinta años, "y siempre que estoy en dificultades. Solventándome tales asuntos o asistiendo y luego desapareciendo como por arte de magia". Además, Raquel López asegura tener visiones y sueños premonitorios.

Tras leerse todos los libros y la documentación posibles sobre abducciones, Monedero detectó patrones comunes con el caso de Raquel. Y vio que la única posibilidad de saber más sobre lo sucedido era someterla a una hipnosis regresiva, bajo la cual, según parece, la persona hipnotizada no puede mentir y aflora su memoria inconsciente. La realizó el psicólogo clínico Jaume Bordas, de Barcelona. Dos sesiones con presencia de Monedero, que las grabó y fotografió. "Cuando entró en el estado de hipnosis, Bordas comenzó a llevarla atrás en el tiempo, hasta los 5 años. Le cambió la voz, parecía la de una niña. Ves como suda, como se le pone la piel de gallina. Era impresionante."

identificados en un libro

En la segunda sesión fue cuando Raquel dijo que "ellos" la señalizaron, ellos que "son como luz, pero como nosotros","más alargados", y que ya cuando era pequeña "venían a mi por las noches", y "me elevaban, y siempre íbamos atravesando una pared"."Sí, yo soy una cosa para ellos". Y surgieron otros recuerdos como que la marcaron con algo parecido a una grapadora "que quema", y que dentro del cuerpo tiene algo que llamo "el control".

Luego, con Raquel ya "despierta", Bordas le mostró un libro de hace más de cuarenta años, con dibujos de supuestos extraterrestres, realizado por contactados. Raquel señaló uno de los bocetos. "Era aquel; esa era la clase de seres que ella veía tras la luz", explica Monedero. ."Bordas leyó detenidamente la explicación que acompañaba a la figura; era la número trece, ¡y concidía casi al milímetro con lo que había percibido mi amiga! 'Humanoides de piel normal o morena. Su cabello es rubio y corto. Se les ha visto con un traje azul, marrón y gris brillante, y un casquete. Su actitud es de indiferencia. Establecen contactos'".

Bajo hipnosis, Raquel López habló de aquellos seres "como de luz" que la "elevaban" y la "señalizaron"

n Título: "Autopsia de una abducción"

n Autor: Jordi L. Monedero

n Editorial: Autoedición

n Precio: 18 euros