Las hijas de Joan Biarnés donan a la ciudad su fondo de 17 mil fotos

Publicat el 13 d’abril de 2016 a les 21:28
En las décadas de 1950 y 1960 hubo una mujer que, cada domingo a última hora de la tarde, tomaba el tren "de los catalanes" llevando un sobre con fotografías. Eran hechas por su marido, en las competiciones deportivas celebradas ese fin de semana en Terrassa, Sabadell, Sant Cugat del Vallès, y él mismo las había revelado en el laboratorio de su domicilio, en el número 29 de la calle de Pitàgoras. Roser Florensa Muntaner (Ascó, 1911-Terrassa, 2005) las dejaba en las redacciones de diarios como La Vanguardia, Mundo Deportivo, Dicen, Lean, El Noticiero Universal, Vida Deportiva, de los que Joan Biarnés i Jornet (Ascó, 1909-Terrassa, 1969) era colaborador, al igual que de la Agencia Cifré y Tarrasa Información. De este gran fotógrafo deportivo terrassense (también, aunque los trabajó menos, de acontecimientos sociales y reportajes de entidades), sus hijas, Joana y Montse, han conservado su fondo (17.633 clichés negativos, de entre 1953 y 1969), que ayer donaron al Arxiu Municipal de Terrassa. (La mayor no es otra que la fotógrafa Joana Biarnés, reportera gráfica pionera, ahora tan célebre y reivindicada.)

"Gran generosidad"
"Cuando Joana y Montse Biarnés nos anunciaron que donaban el fondo de su padre, nos dieron una alegria inmensa", señaló ayer Teresa Cardellach, director del Arxiu Municipal de Terrassa. Su importancia reside, en parte, en el tema. "La fotografía deportiva no suele llegar nunca a un archivo público. Se queda en los clubs o en los particulares. El fondo de Joan Biarnés llena un vacio importante de nuestra historia. Tiene un gran valor".

Cardellach calificó de acto de "gran generosidad" la donación del fondo. "Estas fotografias forman parte de su historia familiar. Desprenderse de ellas es hacerlo de alguna cosa que es propia de la familia, y lo agradecemos."

"En esta donación va parte de nuestra vida", ratificaría Joana Biarnés. La fotógrafa otorgó todo el mérito de la conservación del fondo a su hermana Montse y su marido, Josep, "que se han preocupado de conservarlo en cajas, en lugares no demasiado húmedos (en Eivissa, donde yo viví, seguro que la humedad lo habría destruido)". También Teresa Cardellach subrayó que el fondo llegaba "muy bien cuidado y muy ordenado".