Cuatro perfectos días de convivencia ciudadana, fiesta y cultura plural

Publicat el 04 de juliol de 2016 a les 21:15
Lou Reed cantaba aquello de "Perfect day", y aunque citarlo en relación a una Festa Major que ha tenido en José Luis Perales su nombre estelar y su acto más multitudinario puede sonar a chanza a algún viejo rockero, ciertamente que la programación, su desarrollo, la numerosa y entusiasta pero siempre contenida asistencia a las actividades, el ambiente vivido en las calles y en todos los espacios, la buena y puntual organización de los actos, incluso la climatología (ya nos hemos acostumbrado al intenso calor del que nos quejábamos el pasado año), han propiciado cuatro perfectos días de fiesta. La música ha sido, como siempre, la gran protagonista, con propuestas absolutamente para (casi) todos los gustos. Perales llenó la Plaça Nova hasta el límite de su capacidad, en un concierto del que se hablará durante días en la ciudad. Y si el autor de "Un velero llamado Libertad" tuvo un poco más de público del que se esperaba, Edurne recibió un poco menos. Aunque con quién más gente bailó fue con La Salseta del Poble Sec, en la verbena de la medianoche del sábado, en la Plaça Vella.

La oferta musical era tan abundante que en ocasiones se hacía dificil elegir, incluso ciñiéndose a la que tenía protagonistas locales. De ésta, la propuesta con más público debió ser la de Doctor Prats en la Plaça Nova, seguida de cerca por Sense Sal en el Parc dels Catalans, y Gemma Humet en la Plaça Vella. El Espai Vapor acogió todo un festival con buena parte de los grupos indie más interesantes del momento (varios con canciones incluidas en el disco con las mejores estatales del pasado año de la revista Rockdelux), también con algunos terrassenses entre ellos, y con Delorean como punto más álgido. Y El Jove, en el Torrent de les Bruixes de Vallparadís, fue un mundo aparte. Pero había mucha música, en la programación, también en espacios pequeños.A veces uno se la encontraba sin buscarla y de manera inesperada. ¿Qué hacían tres tipos tocando instrumentos de viento sentados en el Passeig, el sábado ? ¿O otro actuando con un piano de cola en el atrio del Ayuntamiento, la tarde del domingo?

Cultura popular
Las actividades principales de cultura popular pueden considerarse tan multitudinarias como las musicales, y se tiene la sensación de que cada vez son más vividas por los ciudadanos. Comenzando por la ceremonia de apertura, que hace solo unos pocos años, contaba con una asistencia escasa. Este año, el Raval se quedó pequeño, y se palpaba que es un acto con un número creciente de asistentes fijos, muy conocedores de todos sus momentos, y la gran identificación ciudadana con el Capgròs de l'Any. y lo mismo puede decirse de la Sortida d'Ofici. La Cercavila, por supuesto, volvió a ser el gran escaparate y la fiesta anual de la cultura popular, en la que todos quieren estar (incluso aquellos a los que nunca se les ve el pelo en los ensayos o las actuaciones habituales de la colla). Y los castells de gama extra de Minyons de la exhibición (en la que, este año, Castellers hicieron una importantísima actuación) envían la Festa Major de Terrassa a todos los medios informativos.

Familias y niños
Otro gran apartado de los festejos es la programación infantil. Aunque se ven niños por todos lados, incluso en actos no dirigidos a ellos, y hay muchos durante todos los días en casi todos los espacios, ayer fue su jornada específica en el Parc de Vallparadís. Nada menos que cuatro mil raciones de chocolate con melindros se sirvieron. Para muchos niños, la Festa Major es también, o básicamente, la feria de atracciones que se monta en el Parc dels Catalans En esta ocasión, por cierto, sin "El castillo del terror" que tanto éxito y divertidos sustos cosechó el pasado año, pero con los autos de choque, el barco oscilante, los tiovivos, las norias, y otros clásicos con las que los pequeños se lo pasan pipa pero que no divierten tanto a los mayores a la hora de abonar los tickets, que siempre piensan que duran poco, ni a los vecinos de la zona que reciben su banda sonora (algunos refugiados por estos días en el hostal Ègara).

Cada tribu terrassense, cada franja de edad, cada grupo de amigos, cada entidad, cada familia, cada persona, vive la Festa Major a su manera, claro. Los hay que, previa consulta del programa, eligen lo que les interesa. Otros tienen claro sus espacios favoritos, aunque no sepan los nombres en ellos programados. Y también hay quién sale como antes y como siempre simplemente a "flâner", a caminar sin un objetivo preciso, un paseo en el que posiblemente se encontrará con amigos y conocidos, o con actividades en las que estar, saboreando una ciudad con las calles llenas de gente en distensión, y las pequeñas anécdotas que surgen. Las mías: el cruce con dos chicas con bufandas y banderas islandesas, y hablando en islandés, el domingo por la tarde, en la calle Major, y la salida del escenario del bateria del grupo Ran Ran Ran, que acabó haciendo percusión con las baquetas en la barra del Espai Ventalló, detras de la cual se estaba precisamente la terrassense que este año ha sido reproducida en Capgròs, Mireia Gabaldà.