"Para Llull, hay que ser capaz de dar razones de aquello que se cree"

Publicat el 20 de setembre de 2016 a les 20:11
De Ramon Llull (Palma de Mallorca, 1232-Túnez,1316), este año en que se conmemora el setecientos aniversario de su muerte, se habla más de su vida fascinante y aventurera que de su pensamiento, quizá porque no resulta fácil entenderlo y porque los libros que escribió son nada menos que 280 (algunos perdidos). El profesor e investigador Alexander Figora reconoce que no los ha leído todos, pero lo que pensaba Llull le ha interesado tanto como para convertirse en uno de sus máximos expertos mundiales, y el jueves, en la Casa Alegre, en la conferencia-pregón que inauguraba la Diada Sardanista de la Asert, lo explicó de manera inteligible, amena y didáctica, como antes no se había oído en todo el "Any Llull".

"Ramon Llull i els infidels: les bases del diàleg" fue el título de la conferencia, que comenzó señalando que la acción del escritor y místico se entiende inicialmente como una reacción "a la coexistencia de diversas culturas (judía, musulmana y cristiana) en su Mallorca natal, pero también en toda Europa". Tomás de Aquino había dicho que los cristianos habían de argumentar no en el terreno de la lectura de la Biblia, sino en el filósofico, porque "aquello que creen los judíos y los musulmanes se puede refutar racionalmente. La fe cristiana no, porque es la verdadera", Llull va más allá y afirma que "hemos de ser capaces de dar razones de aquello que creemos, la fe cristiana, pero también de nuestras convicciones más íntimas, identitarias, que nos definen, y esto es una idea muy moderna, porque es precisamente donde tenemos los enfrentamientos, los problemas de convivencia".

Por esa voluntad de convertir convenciendo con razonamientos, Llull es el único autor cristiano que no cita la Biblia, o apenas. "Dice que la Biblia es aquello de lo que queremos convencer, no aquello que queremos argumentar."

Precursor de la informática
Tras recibir en su retiro de Puig de Randa el "art", Llull coge nociones fundamentales compartidas de las tres culturas, y crea su "alfabeto": asigna letras a los conceptos, con los que, en los manuscritos, elabora círculos combinatorios. "Es algo importantísimo para el desarrollo posterior de la lógica. Leipzig se inspiró en Llull, y por eso se dice que Llull fue el precursor de la informática. Por primera vez en la historia del pensamiento, se representan conceptos por letras, variables."

Sus plantamientos sobrepasan lo religioso. Llull afirma que si quieres entender alguna cosa, en principio la has de creer. "Es la función incoativa inicial de todo acto de conocimiento." Así, Llull viaja a Túnez y allá afirma que si las razones de los sabios musulmanes las encuentra más válidas que las de los cristianos, se convertirá al islam. "Tenía la convicción de que racionalidad significa reciprocidad. No se impone al otro, está abierto a escuchar sus razones. Esto implica arriesgar nuestra identidad, tener en cuenta que nuestras razones, que forman parte de ella, quizá no sobrevivan al diálogo. Esta forma de pensar de Llull se ha de reivindicar todavía".

Ahora bien, ¿cuántos judíos y musulmanes convenció Llull? "No sabemos de ninguno. En cambio, sí de cristianos que, en la Edad Media, se convirtieron al islam".