Para cuatrocientos comensales

Publicat el 01 de novembre de 2016 a les 18:23
"El hermoso jardín estaba transformado en inmensa cocina; en una lado, enormes calderos en los que empezaban a cocerse las varias viandas que debían servirse en el banquete; más allá, rodeadas de preciosos rosales, hallábanse diez o doce hermanas ocupadas en desgranar guisantes y mondar patatas; hacia un lado, en enormes sartenes, otras hermanas freían la tierna ternera que, después, unida a los guisantes, debía constituir el plato selecto con que se regalaraán nuestros invitados. (...) Dio principio el banquete con una sabrosísima sopa de macarrones, a la que siguió el suculento cocido y el estofado de ternera; todo ello tan abundante, que hubo comensal que repitió dos y hasta tres veces de un mismo plato. Sirvióseles después dulces, frutos, café y cigarros, con lo que acabaron de extasiarse aquellos cuatrocientos infelices, cuyas caras, antes macilentas por el hambre y la fatiga, respiraba entonces alegría y satisfacción. De sus bocas solo salían palabras de contento y gratitud, a la vez que de alabanza por lo excelente y sabroso de las viandas." (Revista Luz y Unión de junio de 1910, sobre las fiestas del 15 y el 16 de mayo de ese año)