El 20 de julio de 2013, el escritor terrassense Vicenç Villatoro coincidió en una boda.y en la misma mesa, con el publicista Lluís Bassat Coen. Se conocían, pero no se habían tratado demasiado. Villatoro le contó que acababa de escribir un libro sobre su abuelo ("Un home que se'n va"), y Bassat se puso a hablar de los suyos. "Es una historia extraordinaria", le dijo Villatoro, que en ese mismo momento sintió la necesidad absoluta de escribirla.
Tres años después (exactos: el 20 de julio de 2016), daba por finalizado "El retorn dels Bassat", que autor y protagonista presentaron el miércoles, en Abacus. Para la elaboración de este grueso libro de narrativa de no ficción, Villatoro viajó a los lugares donde se había desarrollado, a lo largo del siglo XX, la historia de los Bassat Coen, familias judías sefarditas, hablantes de ladino, y golpeadas por el Holocausto: solo, a la isla griega de Corfú, y con Bassat, a Estambul, Florencia, Triestre, la ciudad búlgara de Shumen. Y confirmó su intuición de que las peripecias de aquella familia le servían para hablar "de cosas que me importaban mucho".
La literatura, encarnada
¿Qué es lo que hacía excepcional, para Villatoro, la historia de Bassat? "La literatura." En la gestación del libro hubo así un momento clave. Fue cuando Bassat le comentó que su abuelo procedía de Corfú. Villatoro le dijo "como Albert Cohen", cuya "Bella del señor" es su novela favorita. "Como el 'tiet' Albert, sí; era primo de la madre." Y el padre vino del pueblo de al lado del de Elias Canetti, y cogieron el mismo tren que Umberto Saba para huir de la Trieste anexionada por los nazis. "Lluís era el mundo de los libros que había leído, encarnado. Aquello que estaba en papel, hecho carne, Que el mundo de la literatura se te aparezca, es un milagro".
Así, de la memoria personal de Lluís Bassat, la de los familiares que pudieron encontrar, la documentación y los papeles hallados, los viajes, fueron apareciendo historias fascinantes. Villatoro subrayó que éste no el libro de un historiador, un genealogista o un antropólogo. "Lo hace un escritor, porque quiere hacer la historia viva de una familia, y no tiene suficiente con mirar archivos. Faltaba ir a los lugares con él. Caminar por el cementerio de Shumen detrás de Lluís, ver cómo mira las lápidas es diferente de hacerlo solo. Y en Trieste, las primas supervivientes del Holocausto te explican su historia, cómo los estudios de cine de Cinecittà fueron un campo de refugiados, y ellas estuvuieron allá. De repente, el Holocausto sucedió a gente que conozco y en los lugares donde he estado."
Hay hechos que parecen de pelícuila, pero son reales. Cuando los nazis se anexionan Trieste, la familia huye a Florencia, pero la abuela de la madre de Bassat, de 72 años, decide quedarse "porque no me harán nada". En Florencia, la madre y dos hijas hallan refugio en un convento, y el padre alquila una habitación en un hotelucho. Poco después, la abuela les dice que viene, en tren. Van todos a esperarla a la estación, pero no llega. Se ha hecho tarde, de modo que los cuatro deciden pasar la noche con el ñadre en el hotel. Esa noche, los alemanes van al convento y se llevan a Auschwitz a todos los judíos allí refugiados. Después, los Bassat sabrán que la abuela fue detenida por la Gestapo en el tren, y llevada a Auschwitz, donde murió al poco.
El cuarto capítulo del libro, "Una vida jueva a Barcelona", narra los años de los Bassat en la Catalunya de la postguerra. Se asentaron aquí porque "mi abuelo, que fabricaba hojas de afeitar, vino a la Exposición Universal de 1929, se enamoró de Barcelona, y se quedó".
La calle Mallorca, Casablanca
"Villatoro explica como nadie la historia de esta persona a partir de los años 1930. Descubre cosas que me han chocado." Bassat vivía en la calle de Mallorca, y iba a menudo al restaurante El Caballito Blanco. Pues durante la Guerra Mundial, el establecimiento fue un bar "donde se reunían los nazis , y el lugar del espionaje nazi en Barcelona. De noche, bajaban la persiana, se ponían el uniforme y cantaban canciones", explicó el escritor. A pocos metros, en casa de Bassat,el padre alojaba "primos" que eran judíos que habían atravesado los Pirineos, de paso hacia América. "'Casablanca' era la calle de Mallorca, más que en la película". Porque en Barcelona "sobrevivió, o vivió una prórroga, un mundo judió que en Europa murió en 1945".
LOS DATOS
Libro: "El retorn dels Bassat"
Autor: Vicenç Villatoro
Editorial: La Magrana / RBA
Precio: 22 euros
ARA A PORTADA
Publicat el 21 de desembre de 2016 a les 19:36
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