Hoy es legal fumarse un porro en casa o cultivar dos plantas de marihuana, siempre que sean para al autoconsumo, pero está penalizado cualquier otro aspecto relacionado con el cannabis, por supuesto la producción a gran escala o la venta. En esa fina hoja de la navaja se mueven los clubs de cannabis, entidades sin afán de lucro, registradas legalmente, en las que personas adultas se asocian para producir y consumir cannabis y sus derivados.
La mayoría de los usuarios realizan un consumo lúdico de la marihuana. Acudiendo al local de la asociación cannabica evitan recurrir al mercado negro y tienen garantía de calidad y de no adulteración. También hay socios medicinales, mayoritariamente pacientes oncológicos o con dolor crónico, a los que se les pauta el cannabis como tratamiento analgésico.
Al margen de su actividad legal, los clubs de cannabis están en el punto de mira de los cuerpos policiales, pendientes de que no ejerzan como punto de venta de estupefacientes. El pasado 16 de marzo precintaron el club cannabico situado en la avenida del Vallès, a la altura del barrio de Sant Pere Nord, y hace tres semanas otro en la carretera de Montcada con Vinyals
Es la cruz de un sector que rechaza el estigma, que se reivindica y que está en alza. En dos años las consultas en urbanismo se han disparado.
ARA A PORTADA
Publicat el 24 de març de 2017 a les 19:41
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