De la precariedad hacia la educación

Publicat el 18 de juliol de 2017 a les 18:38
La presencia de los Salesianos en Terrassa es más contemporánea y sus inicios se remontan a mediados del siglo XX, cuando Ròmul Piñol y su hermano César, junto a la madre Teresa Aresté, se afincaron en un incipiente barrio de La Maurina, una demarcación que se estaba formando, y en la que presidía la pobreza de medios y de seguridad de sus habitantes. Su reto era incorporar en esta zona algún tipo de conducto educativo, a la vez que contar con la presencia religiosa que aseguraba esta orden.

Servicios. Para dotar de servicios a los diferentes barrios emergentes, que llegaban para fomentar el crecimiento de la ciudad egarense, se creó una comisión, en la que sobresalía la presencia de antiguos alumnos de los Salesianos, que se encargó de reunir fondos para poder costear las obras de un edificio destinado a estas tareas. Ròmul Piñol tuvo el inestimable apoyo del Ayuntamiento de Terrassa y de su alcalde, Josep Clapés, para lograr este objetivo.

Construcción. Los arquitectos Armand Mas y Jordi Alsius, fueron los escogidos para confeccionar el proyecto. El primer pabellón para impartir clases, en el que cabían unos 300 alumnos, empezó a andar en junio del año 1957. Su inauguració ocurrió el 31 de enero del año 1958. Tres años después, en el mes de mayo, se dio por finalizada la segunda fase, con la inclusión de más aulas y más talleres.

Parroquia. En el año 1962, la Inspectoría Provincial Salesiana aprobó que, este nuevo edificio de la orden, también pudiera actuar como parroquia, aunque estas actividades pastorales no se iniciaron hasta dos años después. Mientras, una sala habilitada en los bajos de la edificación salesiana, realizó las funciones de iglesia.