Una lección de virtuosismo coral llegada desde Eslovenia

Publicat el 28 de juliol de 2017 a les 17:58
"Para inaugurar Sons del Temps de este año, un concierto espectacular", dijo el concejal de Cultura, Jordi Flores, presentando el St. Stanislav's Girls Choir de Ljubljana, y creo que los 165 espectadores que el jueves llenaron la iglesia de Sant Pere considerarían clavado el adjetivo. Estas cuarenta cantoras eslovenas de entre 16 y 19 años, uniformadas de blanco, cuya fecha en Terrassa formaba parte del Simposio Mundial de la Música Coral, demostró ser una formación digna de este evento, que afirma presentar en su programación los veinticuatro mejores coros del planeta. "Afinar todo esto, estos tonos y semitonos, es dificilísimo. Pocos coros lo hacen", soltó mi vecino de banco, entusiasmado, cuando las chicas finalizaron "Nekaj Je V Zraku", tema del eslovaco Lojze Lebic que había sido una auténtica y gozosa montaña rusa de subidas y bajadas de tonos, y silencios.

Cada una de las piezas fue un alarde de virtuosismo, desde que con la primera, tradicional de su país, entraron por la puerta desde el exterior, se juntaron tras la última fila, para repartirse en los dos lados, cinco llegaron al altar y se pusieron a cantar para acabar todas en él en una interpretación conjunta. Y sonó el primer gran aplauso. Tras cinco piezas de Eslovenia (a la entrada nos dieron promoción turística de este país independizado en 1991, del que el concierto fue toda una cata sonora), cerrarían la primera parte con un estreno encargado por el Simposio, un tema de Henry Van Dyke, y el conocido espiritual "I've Got Peace Like a River", que llevó el púbico al éxtasis.

Doce minutos de descanso (ellas en el exterior, el público dentro con un intenso calor) y la segunda parte comenzo con "Nigra sum" de Pau Casals. Tras temas de Holst y Fauré llegaría otro estreno, "Jerusalem", musicado con la "Oración por la paz de Jerusalén", el salmo 122, cuyo texto (del Antiguo Testamento) mi vecino iba siguiendo con el móvil y cuya condición de "canción de las subidas" el coro reflejó con deslumbrantes texturas armónicas.

"Hands United in Peace", última pieza del programa, fue coronada con un largo e intenso aplauso del público, puesto en pie. El bis lo dieron ya caminando en fila hacia la puerta, entre más aplausos.

A la salida, una docena de cantoras ofrecían sus discos. Las otras, hablaban sobre el mosaico de la Seu d'Ègara, sus vestidos blanco en la penumbra, ante las iglesias de Santa Maria y Sant Miquel, la Luna en cuarto creciente también blanca en el cielo.