Confesó a sus amigos que había abusado de su hija de 6 años

Publicat el 17 d’abril de 2018 a les 20:32
La pareja tenía una hija. Y tenía un amigo. Era aquella una relación de suma confianza que el amigo aprovechó para abusar sexualmente de la niña. No lo hizo una vez, sino unas cuantas, según asegura el fiscal. La última vez, en agosto del 2015. Al día siguiente, se lo confesó a los padres: sí, había abusado de su hija. Cuando estalló el asunto, la niña tenía 6 años.

Aquello pasó en Terrassa y será juzgado en la Audiencia Provincial de Barcelona, que ha señalado el juicio oral para hoy. No habrán transcurrido ni tres años desde que la confesión desató el nudo de aquella secuencia de infamias cometidas, presuntamente, por alguien cercano a la víctima y su familia. Ocurre así en el 64 por ciento de los casos de abusos denunciados en Catalunya. Y Terrassa es la segunda ciudad catalana, sólo detrás de Barcelona, en número de abusos sexuales.

Aquella tarde, la del 24 de agosto del 2015, el acusado estaba en casa de sus amigos, una pareja. Asegura el fiscal que, a eso de las seis de la tarde, el procesado se llevó a la niña a su habitación. Y que allí le metió la mano debajo de las braguitas y le frotó los genitales.

Era una agresión recurrente. Según el relato del Ministerio Público, el mismo individuo ya había perpetrado "conductas similares" con la misma niña "en varias ocasiones anteriores", en fechas que no se han determinado. El inculpado, de 42 años, se aprovechaba de la confianza con los padres de la menor para dar rienda suelta a sus acciones con "ánimo libidinoso".

Orden de alejamiento
Sí. Lo había hecho. Tocó a la niña. Eso manifiesta el fiscal recordando la confesión del acusado ante sus amigos, ante los padres de la criatura ultrajada en varias ocasiones. Se lo reconoció a ambos el 25 de agosto, al día siguiente del postrer abuso. Por supuesto, hubo denuncia y apertura de diligencias penales que tramitó el juzgado de instrucción número 1 de Terrassa. El 31 de agosto del mismo año, el denunciado ya estaba sujeto a una orden de alejamiento.

El escrito del representante del Ministerio Fiscal considera al procesado autor de un delito continuado de abusos sexuales a menor de 13 años; sin embargo, no pide que se le imponga la pena máxima en estos casos porque concurre una circunstancia atenuante: la de confesión. Reconocer los hechos ante la Justicia permite atenuar el castigo a imponer.

La pena reclamada por el fiscal a la sección 21 de la Audiencia Provincial de Barcelona es de cuatro años y nueve meses de prisión y seis años de libertad vigilada. Y, según el Ministerio Público, procede imponer al procesado la prohibición de aproximarse a la niña, o de comunicarse con ella, por un periodo de ocho años.