En Terrassa, la magia de los Reyes Magos de Oriente comienza a conjurarse, cada 5 de enero, a una hora tan temprana como las siete de la mañana, y en un lugar tan insospechado como la brasería Can Petit de la carretera de Castellar. Allí desayunan las personas que forman el "núcleo duro" de la organización de la cabalgata, 52 este año. Son técnicos, responsables de jeeps, carpinteros, electricistas, miembros de la comisión del Social y el auténtico "rey" de esta colosal obra teatral que una vez al año pone en "escena" por las calles de la ciudad a más de setecientas personas, esto es, su coordinador general, Jordi Ballarà. Una vez avituallados para la larguísima jornada que les espera, marchan a la nave de la avenida de Àngel Sallent donde duermen las carrozas (las tres de los Reyes, propiedad del Social, y las otras, alquiladas a una empresa de Valencia). Y en desfile mañanero y sin público las llevan hasta la Escola Pia de Terrassa, en cuyo patio grande cada vehículo tiene un espacio con un número asignado para saber donde aparca.
En las perchas, dos días antes
A media mañana del pasado sábado ya estaban casi todos allí. Los niños pequeños ya debían haberse levantado, ese día un poco más nerviosos porque por la noche vienen los Reyes, y yo también porque he quedado con Jordi Ballarà para que me abra las bambalinas de este espectáculo que llevo toda la vida viendo sin imaginar la compleja, disciplinada y meticulosa organización, fruto de un siglo de experiencia acumulada, que la hace posible (y fastuosa) cada año. Ballarà me pasea por los vestuarios y estancias de la Escola Pia aún vacíos pero donde, el jueves, colgaron de sus perchas todas las indumentarias de los pajes, agrupadas por grupos de carrozas. También están instalados, en pasillos y vestuarios, carteles con todas las instalaciones precisas. Uno indica por ejemplo, "24, carroza 'china', rey negro, 2.15 horas", esto es, que ahí se ha colocado la ropa de ese número de personas que formarán esa carroza, y que a dicha hora deben entrar en la Escola Pia para vestirse. Aunque la organización tiene una ficha de cada participante, no hay un nombre para cada vestido concreto "porque así pueden jugar con las diferentes medidas de cada uno".
Una vez ya disfrazados, los pajes harán cola en el gimnasio de la escuela, donde 34 maquilladoras, más dos responsables generales, les cambiaran los colores del rostro. Están instaladas en tres largas mesas, una para cada séquito real. "
Melchor, Gaspar, Baltasar, Xiu-Xiu y los dos pajes del emisario cuentan con una sala grande, especialmente para que ellos se vistan y sean maquillados. También hay otra para los "reyes de noche", cinco grupos que pasan por las casas y recaudan así fondos para comprar juguetes para el próximo año.
En unas habitaciones más pequeñas se guardan los instrumentos de los músicos, que asimismo tienen sus propios vestuarios. En el pasillo adjunto se montan los "baiards" con las ofrendas (oro, incienso y mirra) de los Reyes al niño Jesús, que son llevados a hombres por sus porteadores. Y en el espacio contiguo a la portería se concentra todo el voluntariado de protección. Allí les entregan las chaquetas, con el logotipo de los Reyes, pero negras, "para pasar mas desapercibidos". Hay cuatro voluntarios de seguridad por carroza, atentos a que los niños no se acerquen demasiado a las ruedas, o a cualquier incidente, y los dos de delante en ningún momento sueltan la mano de la chapa del vehículo.
La seguridad ante todo
La seguridad es un tema prioritario en la organización de la cabalgata. Más de setecientas personas entran ese día en la Escola Pia, y todas pasan por el control de seguridad. "No entra nadie que no quede registrado", señala Màrius Massana, responsable del control de acceso. "Tengo una hoja con todos los nombres, cada uno con ficha y su hora de entrada, y voy tachando. Llamo a la gente por grupos, a su hora y los voluntarios los acompañan al vestuario que les corresponde (a los niños, les ayudan a vestirse) y luego a maquillaje. Nadie camina por libre por aquí." Para mayor control, este año el Social ha incorporado un brazalete adhesivo, de los que solo se pueden quitar rompiéndolo. Al igual que los festivales de rock, debía ponérselo toda persona que entrara en el recinto.
La comida para el equipo de organización de la cabalgata, y los Reyes y el Xiu-Xiu, es a la una de la tarde, en el Social. A las dos, la puerta principal de la Escola Pia se cierra a los vehículos y comienzan a ser llamados los participantes para vestuario y maquillaje. Cuando están listos, los niños se esperan en el teatro, donde se les pasan películas y unos voluntarios comprueban que lleven bien puesto el gorro y todos los elementos de la indumentaria,y que no llevan consigo el teléfono móvil .
"Queda media hora para que todo el mundo esté con la cara maquillada", se escuchó por la megafonía a las 4.30 de la tarde. Y veinte minutos después, "ha llegado la hora de comenzar la obra de teatro más bonita del mundo. Todo al teatro. Los que no estén allí, deberán esperar hasta el año que viene".
Y los participantes van siendo llamados por grupos y subiendo a los jeeps y las carrozas, con los niños más pequeños en la parte central de los escalones, y los mayores en los laterales. Cada carroza tiene su propio responsable de voluntarios, que se comunican entre ellos mediante radio (no con móviles) Los vehículos van saliendo, y en la zona de la entrada del centro se incorporan los grupos musicales y los participantes que desfilan a pie. Las puertas de la Escola Pia se abren, yel desfile de hecho ya comienza.
Hasta las tres de la madrugada
Pero, para los organizadores, aún queda mucha jornada de Reyes. Bueno arte de ellos permanecen en la Escola Pia , en cuyo comedor harán una cena fría, a las siete. Una hora después llegarán los cinco grupos de "Reyes de noche", para ser vestidos y maquillados.
A ellos se les unen, una vez finalizada la cabalgata y la ceremonia de recepción, los Reyes que las han protagonizado. Y entre las diez de la noche y las tres de la madrugada, estos seis grupos de Majestades harán cada uno de ellos una ruta por siete u ocho domicilios (la de los oficiales incluye la Fundació Busquets) para entregar personalmente los regalos a unos niños asombrados de encontrarse con Melchor, Gaspar y Baltasar en su habitación. Cada grupo se desplaza en furgoneta, con su propio chofer y algunos pajes, y se prepara con cuidado las visitas, llamando con anterioridad a las casas y las familias.
Cierre de las puertas
La Escola Pia cierra sus puertas a las doce de la noche, de modo que los organizadores, los dieciocho Reyes y los acompañantes -unas ochenta personas en total- se encontrarán en el Social, a las tres de la madrugada, para cambiarse y cenar una escudella. Cada año, y ya no recuerda los que lleva como coordinador general de la cabalgata, quizá más de treinta, Jordi Ballarà se pone en la cama, la noche de Reyes, a las cinco de la madrugada, "Quedo hecho caldo, pero por gusto". Y aún le queda, al Social, la tarde siguiente, un epílogo: la visita de los Reyes Magos a la última representación de "Els Pastorets".
ARA A PORTADA
Publicat el 07 de gener de 2019 a les 20:55
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