Joan Félix Giménez, propietario de la textil terrassense Susan, que fabrica bolsas, llega a la jubilación traspasando una empresa saneada y rentable, donde no han entrado las TIC.
La empresa textil terrassense Susan, dedicada a la confección y especializada en todo tipo de bolsas, abrirá en breve una nueva etapa una vez que se jubile, a final de este mes, Joan Félix Giménez, de 64 años, y que fundó la compañía en 1982 en la calle de Galvani. Susan (el nombre está inspirado en el de su hija, Susanna) seguirá activa, como hasta ahora, ya que ha sido traspasada a un emprendedor del entorno de la familia. Con Giménez, también se jubilará su esposa, Maria Dolors Pérez, aunque seguirá en la empresa toda la plantilla, que incluye a trabajadoras que acumulan décadas de antigüedad, como Imma González (31 años en la empresa) o Marta Martínez (28 años). Susan es una pyme familiar y tradicional que opera dentro de un sector maduro como el textil pero que, debido a su especialización y a un servicio personalizado, no ha conocido ni sólo día de crisis.
Y también es una empresa muy particular en estos tiempos donde la tecnología impera. Susan sigue trabajando como lo ha hecho toda la vida, y no posee ordenadores ni acceso a internet. Su propietario, Joan Félix Giménez, va allá: "no tengo móvil, ni lo quiero. Sé que es muy práctico pero no me cae bien". Y disponen de fax desde hace 7 u 8 años porque su hija se lo regaló. "Los pedidos los cogemos por teléfono, vienen aquí los clientes o nosotros los visitamos", comenta este empresario, muy relacionado con el mundo local del baloncesto y el fútbol como patrocinador.
Joan Félix Giménez, de joven, trabajo como comercial ("viajante", define él) de bolsas de compra y también de deporte. Y fueron sus clientes quienes lo convencieron para que abriese su propia empresa. "Cuando estregaba los pedidos, algunos clientes me decían: esto (las bolsas) lo tienes que hacer tú mismo". Y así lo hizo. En 1982 abrió un taller en la calle de Galvani, número 75, que años después trasladó al número 143 de la misma vía, donde aún permanece.
"Rápidamente vimos que la actividad tenía futuro". Y acertaron de lleno, pues la empresa siempre ha tenido trabajo, incluso en los años más duros de la crisis. Giménez asegura que, más allá de internet, existen otras claves para que funcione un negocio, y que "esto hay que también aprenderlo". Hombre afable y muy cercano, no duda en afirmar que "no ha nacido aún el cliente al que vayamos a servir el género tarde. Es más, siempre lo entregamos antes de la fecha pactada". Este empresario tiene otras estrategias que le han funcionado muy bien y que revelan su ética profesional y su formación en marketing de ventas. Por ejemplo, y a excepción de nuestra ciudad, sólo tiene un cliente (básicamente distribuidores) en cada una de las ciudades donde opera (su mercado es el catalán).
Beneficio para todos
"Si tienes más de un cliente en una ciudad, estos pueden entrar en una competencia de precios, y al final, ninguno de ellos ganará nada". Otra de sus piedras angulares es respetar las ideas. "Tengo una serie de principios que siempre he aplicado. Uno de ellos es que no fabrico para la competencia. Es decir, si un cliente me pide una bolsa con un diseño determinado, sólo se la fabricaré a él. Si me vienen de la competencia a pedirme el mismo producto porque lo han visto y les ha gustado, no se lo haré". Otro de los criterios que describen a esta empresa hace referencia a los proveedores. Compra toda la materia prima en Terrassa y alrededores, excepto el Nylon que lo adquiere en Valencia o importa de Italia.
Impacto de la importación
La empresa opera en un sector donde la competencia nacional es escasa; la presión viene de las exportaciones, especialmente desde China. En Terrassa, existe otra empresa de este sector, con la que Susan colabora en el marco de una relación que más que empresarial parece ya de "amistad". En cuanto a las exportaciones, sorprende la respuesta de Joan Félix Giménez. "A mi los bazares que importan productos de China no han hecho otra cosa que beneficiarme. Estos establecimientos venden artículos de mi sector pero siempre son en los mismos colores. Si alguien quiere algo especial, tiene que venir aquí y se lo hacemos en el color que desee". Además, rompe una punta de lanza por la mayor calidad que ofrecen las textiles del territorio. Exhibiendo una mochila, muestra sus acabados, su confección precisa y duradera, sus burletes perfectos, y la protección que ofrece para salvaguardar el contenido. "No hay punto de comparación", dice.
Dos meses cubiertos
Y las cifras cantan. Susan, que hasta hace tres años poseía la patente de la marca Freestyle, tiene cubierta su cartera de pedidos para los dos próximos meses. "No hay demasiado fabricantes, muchos prefieren importar", reconoce. Pero a Susan siempre le ha ido bien. El futuro propietario hará entrar a la empresa en la era digital, aunque esto ya no lo verá Joan Félix como empresario. Cuando se jubile piensa dedicarse a sus nietos ("aquí todos hemos trabajo duro durante muchos años") y también a su otra pasión, el deporte. Ha corrido maratones y todavía practica el atletismo. "Cuando no pueda correr, pues andaré", dice mostrando la misma tenacidad que lo ha definido durante su extensa etapa de empresario que está a punto de cerrar .
ARA A PORTADA
Publicat el 03 de març de 2017 a les 19:36
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