"En Silicon Valley tienen la ambición de cambiar el mundo"

Publicat el 20 de desembre de 2017 a les 19:18
El presidente del negocio de imagen, impresión y soluciones de HP, Enrique Lores, defiende que "cualquier cosa es posible" como cultura de empresa, creencia que ha aprendido en Silicon Valley, donde se ha desarrollado como profesional en los últimos diez años. En un coloquio organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) y la escuela de negocios EAE, Lores remarcó que es esta filosofía la que marca la diferencia en Silicon Valley, además de factores objetivos como la existencia de un ecosistema de empresas tecnológicas, capacidad de atraer talento y la facilidad para acceder al capital.

Para Lores, las personas que trabajan en Silicon Valley, este lugar "distinto" al resto mundo, tienen "la ambición de cambiar el mundo" y creen que son capaces de "reinventar el futuro" para hacerlo mejor a través del uso de la tecnología. Este espíritu, más el éxito acumulado por las empresas que se han creado durante los últimos 20 y 30 años, permite "convencer" a otros de que ese cambio es posible y, en consecuencia, invertir para que así sea. "Silicon Valley es así por esta cultura y no tanto por el dinero", insistió.

La creencia que despierta Silicon Valley en Lores es la que justifica la división de HP en dos empresas independientes, HP Inc, de la que forma parte el directivo, y Hewlett Packard Enterprise, en 2015. Con la separación, se buscaba crear dos empresas más pequeñas, que pudieran priorizar mejor las inversiones que más convenían a cada una de ellas, antes diluidas en los intereses y objetivos de una gran corporación, que contaba con hasta doce unidades de negocio.

Emergente
Lores explicó que la nueva HP nació con el espíritu de una empresa emergente, como el que impregna a Silicon Valley, y lo combinó con el músculo que solo puede tener una gran corporación con el objetivo de culminar la transformación de la empresa y retomar el liderazgo en el sector de las impresoras y los ordenadores.

HP buscó motivar a sus trabajadores con retos tecnológicos, como el de diseñar una impresora que pudiera funcionar en el espacio y no dependiera de la gravedad, y poner el énfasis en las personas, tanto las que emplean como las que consumen sus productos. El resultado, para Lores, ha sido que el valor de la acción de HP se ha multiplicado por dos desde la separación de la empresa y que se han podido tomar decisiones que antes eran imposibles, como la compra del negocio de impresoras de Samsung, que no hubiera sido una prioridad para la gran corporación de antes. De cara al futuro, en el que el directivo subraya que "de momento" ordenadores e impresoras continuarán yendo juntos, HP prevé centrarse en la impresión de piezas de plástico y de metal, lo que podría ser una oportunidad para Barcelona, donde tiene el centro mundial de impresoras en 3D en Sant Cugat.