La Ley de la Segunda Oportunidad para las personas

Publicat el 07 de desembre de 2018 a les 20:40
La crisis económica que hemos ido padeciendo a lo largo de los últimos diez años ha dejado un rastro de situaciones de insolvencia de las personas, que habiendo asumido deudas que hoy no pueden pagar entran en una espiral de la que no se podía salir, sin padecer embargos y presiones por el resto de la vida. Pues en este entorno, desde el año 2015 en que se promulgó la Ley de Segunda Oportunidad estas situaciones pueden ser solventadas. En la propia exposición de motivos de la Ley de forma clara y definitiva se indica que el fundamento de esta norma es "que una persona física, a pesar de un fracaso económico empresarial o personal, tenga la posibilidad de encarrilar nuevamente su vida e incluso de arriesgarse a nuevas iniciativas, sin tener que arrastrar indefinidamente una losa de deuda que nunca podrá satisfacer".

El mecanismo de la segunda oportunidad es el procedimiento que la ley pone a disposición de las personas que no pueden hacer frente de forma regular a sus obligaciones de pago. Para ello en un primer momento se intentará llegar a un acuerdo con los acreedores, y si no es posible, entonces se ha de iniciar un procedimiento judicial de concurso de acreedores. Este proceso llevara aparejada la liquidación de la totalidad de su patrimonio en beneficio de sus acreedores, para verse liberado de la mayor parte de las deudas pendientes tras la referida liquidación, siempre que el deudor sea considerado de buena fe. Si bien existen detalles y aspectos concretos que están siendo debatidos en las resoluciones que emiten los juzgados, hemos de concluir que es una buena ley, una magnifica herramienta para las personas, sean o no empresarias.

Es cierto que el objetivo principal es la exoneración de las deudas que no se pueden pagar en una situación de insolvencia total, pero además tiene beneficios colaterales en la sociedad, puesto que permite volver a iniciar y emprender a quien ha errado en un momento dado, generando de nuevo actividad y economía, así como el fomento el crédito responsable evitando la concesión abusiva y sin control de créditos por parte de los acreedores.

Es evidente que el la Ley de Segunda Oportunidad tiene su propio fundamento en la dignidad de la persona que recupera la posibilidad de control sobre su propia actividad y nuevas expectativas a la vez que la lucha contra la exclusión social que llega a provocar el estigma del que debe y no puede hacer frente a sus obligaciones.

Según los datos concursales del INE, de forma paulatina se aumenta la aplicación de esta norma. En Cataluña en el 2 trimestre de 2018 ya han solicitado acogerse a la ley de segunda oportunidad 359 personas, lo que significa un el aumento del 70% sobre el mismo periodo del año anterior.

Todo y así sigue el número de personas que se acogen a esta ley, sigue siendo bajo, si lo ponemos en relación al elevado número de situaciones que podrían ser objeto de aplicación, como podría ser el caso de las ejecuciones hipotecarias, en las que de forma habitual existen remanentes de deudas que no quedan saldados y podrían ser solventados con el mecanismo de la segunda oportunidad. En Catalunya, en el segundo trimestre del 2018 se han llevado a cabo 976 ejecuciones hipotecarias de viviendas a personas físicas, siendo por tanto un número muy superior a las solicitudes de concurso de acreedores de personas físicas.

Por lo que podemos concluir que resulta importante que este mecanismo de la segunda oportunidad sea conocido por todos. La divulgación de esta norma es una necesidad para el correcto desarrollo de la actividad económica de una sociedad, puesto que permite corregir y comprender el fracaso económico de las personas físicas desincentivando la economía sumergida y favoreciendo una cultura empresarial que siempre redunda en beneficio del empleo.

El autor es abogado y economista