ARA A PORTADA
Publicat el 28 de juny de 2018 a les 20:59
El Beasaín fue la cenicienta de un grupo extraordinariamente competitivo en el que el Málaga, campeón de su grupo de Segunda "B", era el rival más temido por todos. Por historia, influencia en los organismos federativos, inversión económica y predisposición general a que recuperase su lugar en el fútbol profesional. El Beasaín era la realidad opuesta, un club modesto para quien jugar aquella promoción ya significó un rotundo éxito. Los vascos acabaron la liguilla en la última posición con tres puntos, fruto de dos empates ante el Talavera y uno ante el Terrassa. Sus resultados, por tanto, acabaron siendo decisivos para el ascenso del Málaga penalizando las opciones de Talavera y Terrassa, y sus jugadores lograron, como premio, unas vacaciones de dos semanas en la población de Benalmádena que les pagaron empresarios del sector turístico de la Costa del Sol. Ese fue el premio conocido, porque rumores en relación a primas a terceros de parte de los tres clubs fueron relevantes. "Yo no vi ninguna otra prima que esas vacaciones que nos pagaron", recuerda quien era entrenador del Beasaín, Manuel Díez "Navarro". "A mí, al menos, no me llegó nada. Y aquel incentivo no tuvo nada que ver con el Málaga." Su equipo fue uno de los protagonistas del ascenso malacitano, dado que los andaluces no sólo tenían que ganar por tres goles al Terrassa, sino esperar un tropiezo del Talavera en Beasaín para ser campeones. El 1-1 que se produjo en la ciudad guipuzcoana se celebró en Málaga tanto como el 4 a 1 al Terrassa. "Lo que me sorprendió de aquella jornada fue la goleada del Málaga. Nuestro empate no fue tan anormal", señala el técnico vasco. "Es cierto que éramos un equipo modesto, pero competimos muy bien durante toda la fase. Contra el Talavera salimos a competir y a intentar ganar, sin pensar en nada más." El Talavera acusó al Beasaín de haber alterado las medidas de las porterías, denunciando que eran más bajas de lo reglamentario. "Fue una pataleta. Tuvieron un mal perder y al acabar el partido se pusieron a medir las porterías. La Federación no les hizo ni caso." El Terrassa, que empató en Beasaín, también denunció irregularidades aunque en su caso por haber regado el campo mientras se producía una espectacular tormenta. La realidad es que el terreno de juego resultó casi impracticable. "El campo estaba mal porque se utilizaba mucho. Pero no se regó, lo que pasó es que llovió una barbaridad."
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