Xavier Gonzàlez presenta en el Centre Cultural Terrassa una gran exposición antológica, que sintetiza y permite conocer en toda su dimensión sus quince años de intensa dedicación a la pintura. La forman algo más de un centenar de obras, en buena parte cedidas por coleccionistas españoles (traer las que están fuera era dificil), que su autor considera suficientemente representativas de su trayectoria y de "todo con lo que me he ido peleando en estos años". Pero nada más comenzar a caminar entre las paredes que las albergan , un rato antes de la inauguración, el pintor terrassense seguramente de mayor proyección internacional en estos momentos te suelta que "en estos quince años, considero que no he pintado ningún cuadro, nunca lo he intentado".
Así pues, ¿lo que estamos viendo?
Cuando empecé a pintar, consideré que quería concederme un tiempo de experimentación. A ver con qué potencias, en función de mis limitaciones, y mi capacidad, era capaz de resolver un ambiente. Cuando lo tenía, no intentaba resolver el cuadro, iba a otra cosa. Ha sido un proceso de quince años de experimentación, en el que he tocado muchos palos, que es la particularidad que tiene mi obra. Es la primera vez que, gracias al catálogo y la exposición, puede verse que todo tiene un denominador común: esta búsqueda, y, sobre todo, esta voluntad para no quedar preso por una estética, y mucho menos por una estética que vaya a complacer decorativamente. Más o menos he "arreglado" las obras porque me interesaba venderlas para seguir viviendo; por mí, las hubiera dejado más punkies. Cuanto más avanzas, menos agradable resulta la obra. Es ahora, después de que me lo he podido mirar todo, que intentaré presentarme con obra, hacer algún cuadro.
De modo que estos quince años...
Ha sido un proceso, pero vivimos en un mundo en que se supone que todo es una conclusión (y donde nada realmente conluye). Es decir, "este cuadro está concluido, me lo compro y lo cuelgo donde quiero". Esto no tiene nada que ver con el arte, sino con la sociedad en que vivimos. En música, hay gente que hace directos, que no la graban, que su arte es efímero. Yo con los cuadros me habría comportado así si no fuera porque estoy condicionado por el hecho de que quise que fuera mi profesión, a nivel económico. Por eso intenté arreglarlo todo para que tuviera un mínimo interés en el peor de los sentidos, para que pudiera colgarse. He buscado al máximo no caer en el "arte objeto", que se pone como un jarro.
El recorrido que presenta "Vers Decurs"no es estrictamente cronológico. Obedece más a las estéticas que Gonzàlez ha ido trabajando, "y a veces he retrocedido y he recuperado algunas que me habían interesado en el pasado". Tampoco el libro-catálogo es estrictamente tal: presenta 134 piezas cuando en la exposición son 110; hay algunas que están en sus páginas y no en las salas, y también al revés. como es el caso de las más recientes: un par de inacabadas, y todo el conjunto de las "imágolas", algunas pintadas dos días antes de la inauguración, y con las que González reivindica "la pintura como forma escritural" ("imágola", analogía de "parábola). No le interesa la pintura que pueda explicarse con palabras, porque "es un lenguaje en sí misma. Es volver a creer en este poder inmanente, chamánico o, si me apuras, lo que hacen los japoneses con la caligrafía: has de ser capaz de expresarte con el propio trazo". "Tampoco me invento nada", reconoce. Solo busca recuperar una línea que se perdió con la Ilustración. "La evolución genera una pérdida de tradición."
En el catálogo, el comisario de la exposición, Albert Mercadé, señala su condición de autodidacta.
No creo en ello. ¿Qué diferencia hay entre que te enseñen profesores en una academia y los consejos que me puedan haber dado Roc Alabern, Antoni Tàpies, Mitus Aurell, Modest Cuixart, Josep Guinovart, Antonio López, que he conocido, me han dado su síntesis y nos hemos encontrado en los talleres? ¿O de leer por mi cuenta 'De lo espiritual en el arte' o porque lo dice un profesor? Y no solo en afinidades estéticas. No hay nada autodidacta. Todo es transmisión. Incluso el silencio."Autodidacta" es un concepto absurdo, que corresponde a una época que hemos de superar.
En todo caso, hay una enseñanza reglada del arte, y otra más libre.
Pienso que los que más sabemos de pintura somos los que estamos las venticuatro horas con ella. Un galerista sabe de los cuatro artistas que defiende como comerciante, y de la vida más que yo, de largo, pero de lo que es la pintura para mí, a nivel personal y subjetivo, no; del hilamento cósmico que a mi me interesa en cuanto a la pintura, quién más sabe soy yo. Sí que me interesa lo que puedan decirme otros, claro, pero no que me reglamenten.
¿El futuro del arte, de la cultura?
Creo que viene un mundo nuevo, en el que mandarán los mejores. No que triunfarán los mejores, sino que se reducirán o se abolirán los pasos intermedios entre emisión y recepción. Antes, era la realidad de los dominantes y los dominados. Ahora, creo que existe la realidad de los dominantes y la de los olvidados, y los olvidados estamos construyendo un mundo aparte. La gente se ha cansado de pedir permisos y autorizaciones, y tampoco te financian nada.Es lo que ha sucedido en muchos países del Este, en que hay buena pintura porque no ha habido mercado. Lo único que había era romanticismo: alguien que tenía un espacio y la gente que aprecia lo que yo aprecio, el arte, pues aquí nos encontramos.
Pero para producir arte, también has de comer y pagar facturas.
Sí, pero hay una realidad existencial, que es la de los románticos, que hacen las cosas incondicionalmente, por lo que podemos vivir también. Son gente que necesitan mucho más para vivir, materialmente, pero necesitan mucho más para vivir espiritualmente. De esta gente que tiene recursos materiales, económicos, la que tiene una inclinación espiritual fuerte necesita mucho espiritualmente para vivir, y entonces nos buscan a nosotros, que estamos al margen del rebaño. Es decir, se puede vivir gracias a los románticos. Esto ha pasado siempre. Rilke, ¿gracias a quién vivía? Los mismos Medeci eran unos románticos.
¿El retorno de los mecenas?
La figura del mecenas había desaparecido en estos últimos años, en que el dinero ha estado en manos de las instituciones. Ahora, como las instituciones no tienen dinero, los artistas ya no han de hacerles la pelota, y tienen tiempo para preocuparse de la obra, y los románticos con dinero tienen ganas.

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ARA A PORTADA
Publicat el 15 de gener de 2016 a les 22:09
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