Y así se celebró

Publicat el 28 de març de 2017 a les 20:02
Temprano. Eran las siete de la mañana del sábado 14 de abril de 1877. Era el gran día. Una serie de actos debían conmemorar la otorgación del título de ciudad. A esa hora Terrassa despertó. Hubo repique de campanas y un pasacalle con las orquestas Arnau, Trullassos y Badrinas. Mientras, las primeras autoridades aguardaban en la Estació del Nord la llegada en tren del gobernador civil Cástor Ibáñez de Aldecoa y del general Zacarías Albornoz, delegado del capitán general de Catalunya. La banda militar del regimiento Navarra 25 de Barcelona, con 39 músicos, puso la música y el drac y los nans, el toque de cultura popular. Después, el séquito descansó unos minutos en la señorial casa de los Amat, en la calle de Sant Pere, y seguidamente fue al Ayuntamiento para ofrecer unos presentes a los pobres. En concreto, tres libras de pan, una de carne, otra de arroz y cuatro reales en metálico. Según había decidido el Consistorio, la misma limosna se debía entregar a los presos de la cárcel y a los albergados en el hospital. La fachada de la Casa Consistorial, situada en el edificio que fue del Institut Industrial, frente de la sede actual, estaba elegantemente adornada y en ella colgaba un gran retrato de Alfonso XII. Mientras, la gente alborozada llenaba las calles que también estaban engalanadas para la ocasión.

A las diez, la corporación municipal y los ilustres visitantes se dirigieron al Sant Esperit, en donde el sacerdote Josep Maria Vilarrasa pronunció un panegírico sobre el progreso de la ciudad y la celebración litúrgica finalizó con un tedeum.

Llegó después uno de los momentos centrales de los actos. Se inauguraron las dependencias provisionales de la nueva Caixa d'Estalvis de Terrassa, en los bajos del Institut Industrial, en el Raval. Hubo discursos e incluso se leyó la lista de las imposiciones que algunos industriales habían hecho en nombre de los obreros de sus fábricas. El acto acabó con un "¡Viva el Rey!" y todo ya estaba a punto para que en el Casino Tarrasense se iniciara el almuerzo, para sesenta invitados, que sirvió el restaurante Ribes de Barcelona. Hubo brindis con "champagne" y la banda militar del Regimiento Navarra amenizó el ágape.

Teatro, bailes...
Los actos de celebración continuaron en la tarde-noche de aquel sábado especial. Hubo concierto en la Plaça Major -actual Plaça Vella-, actividades diversas en las sociedades recreativas, teatro "a beneficio de los pobres". Ya de noche, se iluminó la fachada del Ayuntamiento y hubo bailes en los casinos.

En el libro "1877. Tarrasa", de Josep Subirats i Argelagués se nos dice cuánto costaron los festejos. "Los gastos que tal celebración reportó al municipio, teniendo en cuenta que parte de ellos, en particular los del banquete, fueron satisfechos por el Institut Industrial y otras corporaciones cuyos representantes asistieron al mismo, importaron en total la suma de 1.578,71 pesetas."

Como curiosidad, Casimiro Escursell cobró 10 pesetas por el toque de campanas; Bonifacio Ballber percibió 7 pesetas por llevar el drac, y 6 pesetas fueron para Marcos Coll por el alquiler de un bombo y unos platillos.