El 22 de julio de 1872 inspiró, once años después, una obra teatral 

Publicat el 21 de juliol de 2017 a les 21:29
El 22 de julio de 1872, durante la Tercera Guerra Carlista, una cuadrilla de carlistas asaltó Terrassa para exigir la "contribución" de la villa a sus tropas. Parece ser -según la versión que se hizo oficial- que los terrassenses les hicieron frente, principalmente disparándoles desde sus casas, y provocaron su huida. En la escaramuza murieron ocho asaltantes carlistas, y dos terrassenses: Jaume Jover, primer teniente de alcalde y capitán de la milicia urbana,y Valentí Alagorda. Es un episodio histórico que ha permanecido en la memoria popular, posiblemente porque durante muchos años fue objeto de conmemoraciones oficiales. Desde 2012 motiva una recreación festiva organizada por la Colla dels Federins, que hoy vuelve a realizarla.

Aquellos hechos, aún hoy discutidos, del 22 de julio de 1872 , inspiraron una obra teatral: "Glorias de Tarrasa", cuyo autor fue un tal Romualdo Romero. Este "apropósito en un acto y en verso", "escrita exprofeso para ser representada en la función oficial dispuesta por el Ayuntamiento de Tarrasa para el día de Sta. Magdalena 22 de julio de 1883", según reza en su portada, fue publicado aquel año como un opúsculo de veinticuatro páginas. Lo imprimió el Establecimiento Tipo-Litográfico de V.Cuisó, sito en el número 55 de la calle de Sant Pedro, y el 11 de la de la Rasa. Tras su estreno en dicho día, en el Teatro del Retiro de nuestra ciudad, por la compañía de Pere Riutort, se representó alguna vez más para caer inmediatamente en el olvido. Desde entonces, solo deben haber sabido de la existencia de "Glorias de Tarrasa" unos pocos eruditos o coleccionistas del teatro de aquella época, y quizá algún historiador o interesado por publicaciones antiguas de la ciudad, por encontrarsela casualmente en un catálogo o un cajón de una librería de viejo.

Representada por una matrona
Así pues, en 133 años nadie parece haber leído "Glorias de Tarrasa", ni escrito sobre esta obra que ha permeanecido innaccesible y "desaparecida". Hasta el pasado año, en que fue reeditada dentro del volumen "Teatre vuitcentista d'autor terrassenc 2 (1879-1888)", de edición a cargo de Guillem-Jordi Graells, y publicada por la Fundació Torre del Palau. Graells es un terrassense hombre de teatro en todas sus facetas, también historiador de la literatura, que tras su jubilación en el Institut del Teatre, ha vuelto a residir en su ciudad natal, y, por amor a ella y al arte, nos está regalando la investigación y la recuperación de textos y autores teatrales terrassenses del siglo XIX, un auténtico e ignoto tesoro que esta serie de libros -está anunciado un tercero-, cuidadosamente editados por la Fundació Torre del Palau, permite redescubrir y disfrutar.

¿Qué narra exactamente "Glorias de Tarrasa"? Es un conjunto de nuevas escenas, en la primera de las cuales aparece El Tiempo "caracterizado conforme nos lo presenta la mitología", escribió Romualdo Romero en la acotación. El Tiempo repasa la historia de la humanidad para acabar señalando que "vuelve a esgrimir la guerra el brazo fuerte sobre esta población", a la que invoca "imperativamente".

"Tarrasa" responde a la llamada y aparece en la escena segunda "representada por una majestuosa matrona". El Tiempo le advierte de que se le acerca gente armada, y Tarrasa responde que la riqueza y las fábricas de la población deben haber despertado la codicia de "estos ladrones de oficio", que "tienen la guerra Carlista/ solo en pie, por su provecho: /e imponen todos los días /cuantiosas contribuciones/a los pueblos", y vienen a "imponer más tributos". Ante ello, "!Guerra pues! !Guerra implacable!/ Tarrasa será en el día/otra formidable Egara/ la antigua ciudad invicta!"

En la escena tercera, Tarrasa, sola, invoca la ayuda de Dios, y hace un llamamiento a los terrassenses. Con tanto éxito que, en la escena cuarta, está rodeada por veinte de ellos. "Todos visten el traje de los obreros de Tarrasa en día de trabajo." Su portavoz es un tal Francisquet, que llama a recibir "a sangre y fuego" a los asaltantes. "¿Cómo habéis de ver callados/ vuestros talleres y enseres/ inservibles, destrozados,/ y a vuestras pobres mujeres/ esclavas de esos malvados?", suelta en arenga a sus compañeros obreros. "Si no mitigáis las penas/ de Tarrasa en sus afanes,/ no teneis sangre en las venas/ ni sois buenos Catalanes."

La aparición de Galceran
Francisquet cree que ha motivado a los terrassenses, que marchan entusiasmados a la defensa de la población. Se queda solo, y entonces llega el "jefe carlista" Galceran, único personaje realmente histórico de la obra. Ambos son viejos conocidos. "Fuimos buenos compañeros,/siempre juntos en campaña/al grito de !Viva España!/arrollamos los primeros a Don Carlos...y hoy...ya ves/ Yo sirvo a Don Carlos hoy/para ti el mismo soy", le dice Galceran. Pero ahora, por haberse cambiado de bando, Francisquet se niega a darle la mano siquiera.

Discuten. Francisquet le tilda de "villano", y Galceran afirma que su intención es "por derecho de conquista/ cobrar al punto, enseguida,/ la suma que le es debida/ al Ejército carlista". La conversación, y la escena, finalizan al oírse a lo lejos los primeros disparos. "!El combate ya ha empezado!"

La pieza prosigue con los carlistas huyendo, perseguidos "por todos los obreros armados" . Tarrassa grita "Bien por mis bravos obreros! !Victoria por Cataluña!", pero El Tiempo le advierte de que "no hay humana victoria/que no cueste sangre humana", y que "dos de tus hijos murieron/tu triunfo por alcanzar". En la última escena aparecen "dos altos túmulos mortuorios, cubiertos con paños negros, sobre los cuales destacan en letras blancas los nombres de los dos heroicos obreros muertos en defensa de Tarrasa", cuyos nombres, curiosamente, la obra no menciona. Francisquet les llora en catorce versos, y diciendo "!He aquí las consecuencias de la gloria!/ !Dos hombres! !Dos obreros, sellan muertos/ la página mejor de nuestra historia", "Glorias de Tarrasa" llega a su fin.