Tarde con uniformes militares, dos bandos enfrentados, disparos, gallardía, escaramuzas, la del sábado, en el centro de Terrassa. Por supuesto, todo era teatro, una "recreación recreativa, pues para las fielmente históricas ya tenemos los Miquelets, que lo hacen muy bien", dijeron los de la colla de "trabucaires" dels Federins, que organizaban este recuerdo a los hechos del 22 de julio de 1872. Como hace 145 años, pero de mentira, unas tropas carlistas (uniforme azul) llegaron en el tren del Norte para exigir la "contribución" de Terrassa, y fueron "recibidos" por el "escamot" federal (uniforme rojo) y ciudadanos de a pie. Precedidos por cuatro músicos de la Pàjara, bajaron juntos hasta la plaza de Jacint Verdaguer, donde se produjo el primer "cara a cara".
En la Placeta Saragossa, a un metro de distancia, carlistas y federales discutieron acaloradamente y finalmente dispararon, para recibir un gran aplauso de la gente que llenaba las terrazas de los bares. Al llegar al Raval, puestos en círculo, volvieron a sonar los trabucos, repetidamente, uno a uno y al unísono. Acabaron haciendo estallar un montón de pólvora apilado en el centro del lugar, y ya eran las 7.30 de la tarde, el momento de la investidura de Francisco Salazar como Trabucaire d'Honor había llegado.
"Cada año, la colla tenemos la 'dèria' de nombrar un Trabucaire d'Honor", comenzó Josep Maeso. "Siempre buscamos alguien que nos caiga bien, que nos siga el rollo. Este año, también una persona del mundo del fuego, y lo planteamos a Francisco Salazar". Se oyeron gritos de "!bravo!" y aplausos.
"Hay dos cosas que obligatoriamente ha de hacer el Trabucaire d'Honor", prosiguió Maeso, con Salazar delante. "Una, recibir el título, y la otra, demostrar que se lo merece. Así que yo te dejo el arma." Salazar cogió el trabuco y el "federí" le explico cómo dispararla. Salazar la disparó y seguidamente desenvolvió el título. Ya era Trabucaire d'Honor, y expresó su agradecimiento por la distinción otorgada.
A continuación dio comienzo la segunda cercavila, que recrea la procesión cívica que durante muchos años se realizó como conmemoración del 22 de julio de 1872. Los "trabucaires" dispararon en lo alto de la calle de la Font Vella (y se dispararon también algunas alarmas de comercios) y, en fila, en el Passeig d'Ernest Lluch, frente a Parc de Vallparadís, antes de llegar al monolito del Passeig de Joan Miró en memoria de Jaume Jover y Valentí Alagorda. No hubo ofrenda floral, porque la asociación de vecinos de Vallparadís no se presentó con las flores, pero sí tres rondas de disparos en honor a estos dos terrassenses que fueron víctimas de los asaltantes. "Quién sea católico, que les rece un padrenuestro", se escuchó. Un grupo se arrodilló, pero alguien les advirtió que eran "carlistas"y que quienes les debía rezar eran los federales, y se levantaron. Y hasta el próximo año.
Los carlistas volvieron a intentarlo
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Publicat el 24 de juliol de 2017 a les 21:32