Cuando la ciudad necesitó de un trampolín para el acceso a la ciencia

Publicat el 26 de juliol de 2017 a les 20:22
Si nos trasladamos al año 1880, sabremos de lo que fue la simiente de lo que es la Escola Industrial. Entonces, un concejal de nombre Francesc Giralt i Serra, abogó por la constitución de una escuela de artes y oficios, para una mejor formación a nivel textil. Seis años después, el 2 de noviembre , se procedía a la puesta de largo de la Escola d'Arts i Oficis, que de manera provisional, se instaló en el edificio del Real Col·legi Terrassenc. Con esto, empezó todo.

Tras el éxito de este proyecto que ya era una realidad palpable, las necesidades aumentaron y el Institut Industrial y la Cambra de Comerç, instaron a la administración central a que se aventurara a establecer una escuela industrial en la ciudad, para dotar a los estudiantes de una mayor continuidad en sus conocimientos. El diputado local, Alfons Sala, intercedió ante el gobierno de la capital, y la idea acabó tomando forma.

El 9 de mayo de 1902, justo un año antes del fallecimiento del célebre pintor parisino, Paul Gauguin, comenzó la actividad de este nuevo centro educativo, en un local de la calle Topete. Ese mismo día, y en la zona del Camí de Castellar, el ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes del momento, Álvaro Figueroa y Torres Mendieta, más distinguido por el nombre de conde de Romanones, procedía poner la primera piedra de lo poco después que sería la Escola Industrial.

El arquitecto de la obra
Lluís Muncunill i Parellada, arquitecto con influencia modernista, otra vez como en otras construcciones en Terrassa, como la Masia Freixa o la fachada del Ayuntamiento, fue el maestro que diseñó este edificio. En esta oportunidad, se trata de una obra compuesta por una planta baja y dos pisos, y cuya estructura tiene forma de U, rodeando un patio en su interior. Columnas de hierro colado son las que presiden su vestíbulo central, el que permite la aproximación a estancias como la biblioteca o las diferentes aulas. Posteriormente, se anexionaron dos naves en forma perpendicular a lo que era la construcción en su primera instancia. Estas estancias, se agregaron con el objetivo de realizar una función como talleres.

El 3 de julio de 1904, llegaba el momento de la mudanza hacia los nuevos aposentos de la Escola Industrial, que recibe el pomposo nombre de Escuela Superior de Industrias de Tarrasa. Allí se podían impartir diferentes ramas, como el Peritaje Industrial o estudios elementales para obreros, por ejemplo. Dos años más tarde, se incorporan nuevas disciplinas, como la ingeniería textil y, después, se amplían las opciones, con estudios de ingeniería química, eléctrica o mecánica.

En el año 1943, en los años más crudos de la postguerra, el edificio pasa a manos gubernamentales, a pesar de que se mantiene el espíritu inicial y su carácter educativo y de formación. Veinte años más tarde, llega la decisión de separar los estudios de perito de los de superior rango, lo que da pie a un nuevo edificio como parte importante, en el que se desenvolverá la Escola Técnica Superior d'Enginyers Industrials, en la calle Colón. En 1972, la Universitat Politècnica de Catalunya absorbe sus funciones y, en el año 2010, y a raíz de una nueva variación en la oferta de los estudios, pasa a ser la Escola d'Enginyeria de Terrassa, ligada herméticamente al desarrollo de la ciudad.